AFP
De los bocinazos en Kandahar a los desfiles de sus fuerzas especiales en el aeropuerto de Kabul, los talibanes, nuevos gobernantes de Afganistán, se mostraron triunfales este martes tras la retirada de los últimos soldados estadounidenses.
En la capital, su principal portavoz, Zabihullah Mujahid, llevó a un grupo de responsables sobre las pistas del aeródromo. Su rostro, normalmente impasible, lucía esta vez una gran sonrisa.
Las fuerzas especiales talibanas, llamadas “Badri 313”, con sus trajes de camuflaje impecables, posaban para las fotos, alzando armas estadounidenses y enarbolando la bandera blanca del movimiento, en la que está escrito en negro el inicio de la “shahada” (profesión de fe islámica).
El aeropuerto civil de Kabul, considerado durante mucho tiempo como uno de los lugares más seguros del país, fue saqueado. En el suelo se podían ver cartuchos vacíos cerca de todos los accesos.
En los 15 días que siguieron a la toma del poder de los fundamentalistas el 15 de agosto, las inmediaciones del aeródromo fueron ocupadas por una inmensa multitud que intentaba desesperadamente subir a uno de los vuelos de evacuación de la comunidad internacional.
Pero muchos más afganos quedaron bloqueados en el exterior de esta zona en una serie de puestos de control de los talibanes. Este martes, todas estas barreras en la carretera que lleva al aeropuerto fueron desmanteladas, excepto una.
La actitud de los fundamentalistas también cambió: ahora mostraban su júbilo dando la mano a los automovilistas y sus pasajeros.
– “Cementerio de las superpotencias” –
En Kandahar (sur), cuna del movimiento, miles de sus partidarios manifestaron su entusiasmo en las calles, con bocinazos y gritos de “Allah Akbar” (“Dios es el más grande”). Muchos de ellos llevaban la bandera de los islamistas.
“Hoy es el día de la independencia del Emirato islámico. Felicitamos a todos los hermanos musulmanes y a la nación afgana”, dijo Abdullah, en un video difundido en las redes sociales. “Hemos alzado la bandera del profeta Mahoma y alzaremos esta bandera por todo el mundo”, añadió.
En 1996, los talibanes partieron de Kandahar y fueron conquistando rápidamente el resto del país, que controlaron hasta 2001, cuando fueron expulsados del poder por una coalición internacional liderada por Estados Unidos.
Un cuarto de siglo después, multitudes procedentes de los pueblos aledaños acudieron a la capital provincial el lunes por la noche, tras el anuncio de la retirada estadounidense, constató un periodista de la AFP.
“Hemos vencido a la superpontencia. Afganistán es el cementerio de las superpotencias”, cantaban estos hombres, con trajes tradicionales.
Una docena de hombres y niños se hacinaron en la parte de atrás de un “pick-up” de la antigua policía afgana, derrotada por los talibanes. En las redes sociales, se veían imágenes de grupos de hombres bailando y aplaudiendo al ritmo de la música, algo que estaba prohibido cuando los fundamentalistas estuvieron en el poder por primera vez.
Los nuevos dirigentes del país no podrán, sin embargo, utilizar la aviación militar del anterior gobierno.
Este martes, en el interior del aeropuerto había decenas de aviones y helicópteros que Estados Unidos había dado al ejército regular afgano, ahora inhabilitados, después de que las tropas estadounidenses los destruyeran antes de irse.
– Aeronaves destruidas –
Unas 73 aeronaves fueron “desmilitarizadas”, es decir quedaron fuera de servicio, según el jefe del Mando Central del ejército estadounidense, el general Kenneth McKenzie. “Esos aparatos no volverán a volar”, dijo. “No podrán ser usados”.
Se rompieron los cristales de sus cabinas y se reventaron sus neumáticos.
Unos 70 vehículos blindados MRAP resistentes a las minas antipersonas, de un costo de un millón de dólares cada uno, y 27 vehículos Humvee también fueron inhabilitados al final de la operación de evacuaciones que permitió sacar en dos semanas a unas 123.000 personas, en su mayoría afganas.
El ejército estadounidense también destruyó su sistema de defensa antimisiles C-RAM que detuvo el lunes cinco cohetes disparados por el grupo Estado Islámico contra el aeropuerto.
Hace falta “un procedimiento largo y complejo para desmontar esos sistemas”, explicó el general. “Así que los desmilitarizamos para que no puedan volver a ser usados”.