AFP
Al final de su entrenamiento, un grupo de quinceañeras elige su cápsula de café Nespresso en una máquina expendedora, mientras a un centenar de metros el Real Madrid se ejercita para el Mundialito. Se pone el sol en el complejo Mohamed VI, la joya del fútbol marroquí en las afueras de Rabat.
Las jóvenes jugadoras ejercen de orgullosas anfitrionas del campeón europeo, curiosas por la gran atención mediática que despiertan Luka Modric, Vinicius o Rodrygo en el entrenamiento del martes.
“Forman parte de los equipos Sub-15 y Sub-17, 115 chicas en total. En los dos últimos años han vivido aquí para combinar deporte y estudio”, señala a la AFP el director del complejo Hassan Kharbouch sobre las únicas residentes fijas del centro.
– Regragui, célebre anfitrión –
Inaugurado en diciembre de 2019, las instalaciones de casi 30 hectáreas son la punta de lanza del proyecto nacional marroquí para relanzar su fútbol, con sobresaliente resultado, el histórico cuarto puesto en el reciente Mundial de Catar.
“Conozco Clairefontaine -centro nacional del fútbol francés-, es una joya, y estamos al menos al mismo nivel, este es uno de los mejores centros del mundo”, dice Kharbouch.
“Pero nosotros somos más modernos, tenemos mejor tecnología, no es por azar que el Real Madrid esté aquí, es una infraestructura extraordinaria”, añade.
Todavía más contundente se mostraba hace unos meses Vahid Halilhodzic, el técnico que llevó a Marruecos al Mundial y que fue destituido antes de la competición.
“Es el mejor centro técnico del mundo, con diferencia, es fenomenal: los terrenos, el equipo médico, la piscina, el restaurante… Es cinco veces mejor que Clairefontaine”, explicaba a la revista So Foot el antiguo futbolista franco-bosnio.
Aquí trabaja cada día Walid Regragui, el técnico que heredó su despacho y condujo con maestría a Marruecos en Catar, que sigue en primera línea el entrenamiento del Real Madrid. Antes ha conversado con Carlo Ancelotti.
“Yo he aprendido mucho de ti, ¡eres el mejor!”, le dedica el preparador nacido en Francia, convertido en una celebridad en Marruecos, al prestigioso técnico italiano.
A unos metros solo pájaros y algún gallo se escuchan en los pasillos verdes de las instalaciones, en los que sus cestos de basura están equipados con cargadores USB y captadores de energía solar. Se respira calma a las puertas del bosque de Mamora, considerado el mayor alcornocal del mundo.
A las cuatro residencias para las concentraciones de los equipos nacionales se unen cuatro campos de fútbol de césped natural, tres de sintético, uno híbrido, otro de fútbol sala, pistas de tenis y piscina olímpica al aire libre, entre otras comodidades, como gimnasios y un centro médico.
– La academia, trayecto natural –
A diez minutos del aeropuerto Rabat-Salé, el complejo Mohammed VI está además a dos kilómetros de la academia del mismo nombre, un centro de cualificación que desde 2009 acoge como internos a 100 promesas del fútbol de entre 12 y 18 años para pulirlos y lanzarlos a la élite.
Los frutos no tardaron en llegar y Azzedine Ounahi, Nayef Aguerd o Youssef En-Nesyri, destacados miembros del equipo marroquí en Catar, vivieron allí.
“Cuando los chicos son convocados por el equipo nacional vienen a entrenarse aquí. Esta es la locomotora del fútbol marroquí”, añade Kharbouch sobre el trayecto natural entre la academia, que ejerce como club, y las instalaciones del equipo nacional.
La selección femenina, subcampeona de África, estará este año en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Marruecos ha puesto los cimientos para que su fútbol siga dando que hablar a nivel planetario.