El pasaporte sanitario no arruinará la fiesta en Nueva Orleans

AFP

A medida que la variante delta se propaga por Estados Unidos, la situación pasa de castaño oscuro en el estado de Luisiana, donde 126 casos de covid-19 son registrados a diario por cada 100.000 habitantes en promedio, lo que lleva algunas ciudades a imponer un pasaporte sanitario.

Hace ya semanas que los hospitales están saturados y el personal de salud bajo presión. Nuevamente es obligatorio el uso de tapabocas en interiores.

Después de Nueva York y San Francisco, Nueva Orleans se alista a imponer el pase sanitario a partir de lunes. 

Será necesario mostrar el registro de vacunación o una prueba negativa al coronavirus para entrar a un bar, un restaurante, un gimnasio e incluso acudir a grandes eventos a cielo abierto.

“No hay otra opción”, explicó jueves la alcaldesa, LaToya Cantrell. “La situación es desesperada y simplemente no podemos esperar más”.

Algunos habitantes se resignan y acuden a puntos de vacunación para recibir una primera dosis. Pero otros se rebelan y convergen de noche en el “Vieux Carré” francés, epicentro de la vida festiva en la mayor aglomeración de este estado del sur.

– Pase sanitario decisivo – 

Pese al alza de vacunaciones registrada desde mediados de julio, solo 37,9% de la población de Luisiana está completamente inmunizada, contra 51,1% en el país.

Para Justin, de 34 años, y Jen, de 26, el pase sanitario se impuso porque la pareja de Florida “adicta” al ejercicio no soportaba la idea de no poder ir al gimnasio.

“Claro que me ayudó a decidirme”, cuenta este ingeniero informático.

Él y su pareja, una maquilladora de cabello naranja, esperaban que la agencia estadounidense de medicamentos FDA diera la luz verde definitiva a las vacunas que, hasta ahora, solo han recibido autorización para su uso de emergencia.

Jenny se hace vacunar para conservar su trabajo en las cocinas de un restaurante que lo exige a sus empleados. Richard, quien vino a hacerse una prueba de covid-19 antes, lo hace para proteger su hijo. 

– “Seguir viviendo” –

No es la primera vez que el covid-19 pone de rodillas a Luisiana. La primera ola, particularmente violenta, empeoró tras el carnaval de “Mardi Gras”, al que acude cada año una marea humana.

En 2021, la ciudad de 400.00 habitantes anuló los principales eventos y prohibió las aglomeraciones, pero mientras la variante delta arrasa con el sur de Estados Unidos, el “Vieux Carré” se llena cada noche.

Cientos de noctámbulos se dan cita en el lugar, pocos llevan tapabocas. Su principal avenida peatonal, Bourbon Street, vuelve a ser colorida mientras la gente se lanza collares de falsas perlas o bebe cocteles en largos vasos de plástico fluorescente en plena calle, hecho poco frecuente en Estados Unidos.

Bajo una gorra verde de los Celtics y lentes de sol aunque hace rato que cayó la noche, Niko, de 30 años, reconoce que el covid “aún existe”.

“Es por eso que llevo mi tapabocas a todas partes, pero al mismo tenemos que seguir viviendo”, dice.

Sherry Carpenter, venida de Arkansas con sus dos hijas, no quiere oír hablar de vacuna ni de pasaporte sanitario. “Creo que cada uno debería tener la libertad de elegir”, comenta la empleada doméstica de 53 años.