AFP
El desabastecimiento de combustible por una huelga de trabajadores en el sector petrolero continuó este lunes en Francia, cuyo presidente, Emmanuel Macron, llamó a una solución “rápida” cuando casi un tercio de las gasolineras registra problemas de suministro.
“El bloqueo no es una manera de negociar”, dijo Macron durante una visita a Château-Gontier (oeste), poco después que los huelguistas recondujeran un día más su acción y la extendieran además a unas 15 gasolineras de autopista de una filial de TotalEnergies.
El gobierno se encuentra bajo presión. Los llamados de los últimos días al diálogo no surtieron efecto y la primera ministra, Élisabeth Borne, convocó incluso el lunes por la noche una reunión de urgencia con los ministros afectados por la situación.
Las imágenes de gasolineras cerradas o de largas colas ante las que quedan abiertas se repiten en Francia. En el norte, donde la situación es crítica, el lunes por la mañana, los automovilistas ya guardaban cola ante la única gasolinera abierta en Lille.
“Tengo una empresa, dos furgonetas bloqueadas ya en el depósito y estoy en la reserva, así que tengo que repostar absolutamente, si no, no puedo moverme más”, aseguró Bruno Duwez, un empresario de 63 años.
Carla, una estudiante de enfermería de 20 años, espera desde hace una hora su turno y reconoce haber pensado ir a la vecina Bélgica para echar gasolina.
“Desde hace tres días que no dejo de mirar la aplicación sobre el combustible y veo que no queda casi y que la espera es de tres horas. Por eso, hoy que no tenía clase, vine aquí”, aseguró a AFP.
Según el ministerio de Transición Ecológica, un 29,7% de las gasolineras carecían de al menos un tipo de combustible el domingo a las 15H00, frente a un 21% el sábado.
Los precios del combustible aumentaron por su parte la semana pasada unos 10 céntimos de media el litro. El diésel alcanzó los 1,8035 euros (1,75 dólares), pese a los 30 céntimos de rebaja aprobada por el Estado para contener la inflación.
– “No podemos más” –
Desde hace días, la mayor refinería de TotalEnergies, cerca del puerto de Le Havre (norte), y otros de sus sitios están en huelga, así como dos refinerías francesas de su rival Esso-ExxonMobil, a llamado de los sindicatos.
La CGT reclama un aumento salarial del 10% en 2022 –7% por la inflación y 3% por el reparto de la riqueza–, pero la dirección de TotalEnergies asegura haber tomado ya medidas que representan un aumento medio del 3,5% este año.
Los huelguistas consiguieron que la empresa aceptara adelantar un mes la negociación salarial prevista en noviembre, pero esta lo condiciona al fin del paro, algo que consideran un “chantaje”.
Para paliar la situación, la segunda economía de la Unión Europea (UE) ya desbloqueó sus reservas estratégicas de combustible y autorizó a los camiones cisternas a circular en domingo, mientras que TotalEnergies importó combustible.
La acción sindical llega en un momento ya tenso. En las últimas semanas, el gobierno multiplicó sus llamados a los ciudadanos para que moderen su consumo de gas y electricidad, para evitar cortes durante el inminente invierno boreal.
Y, el próximo domingo, las fuerzas de izquierda llamaron a una manifestación “contra la vida cara” y contra la política liberal de Macron, cuyo primer mandato ya estuvo marcado por la protesta social de los “chalecos amarillos”.
Una de las críticas de los huelguistas es que TotalEnergies no quiere repartir entre los trabajadores parte de sus beneficios, que en el primer semestre de 2022 alcanzaron los 10.600 millones de dólares.
Esta crítica recuerda al reclamo de la oposición en Francia de gravar los beneficios extraordinarios registrados por los grandes grupos, especialmente del sector energético en plena crisis en Europa.
“Total debería ver que la situación es difícil para todos (…) y redistribuirlos porque no podemos más. Todo el mundo paga las consecuencias de esta guerra”, aseguró Lahssen Boussalah, un informático de 45 años, en la cola de la gasolinera de Lille.