AFP
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, abrió este lunes en Londres la primera reunión en persona de ministros de Asuntos Exteriores del G7 desde el inicio de la pandemia y presentó la estrategia de la administración Biden con Corea del Norte, que ya fue denunciada por Pyongyang.
Con el telón de fondo del covid-19 asolando India y en un momento en que el horizonte se despeja para los países occidentales, el Reino Unido acoge a los jefes de la diplomacia del club de los países más ricos, para preparar la salida de la pandemia y la cumbre del G7 prevista en junio en el suroeste de Inglaterra.
India, Corea del Sur, Sudáfrica y Brunéi, que preside la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), fueron invitadas a las conversaciones de tres días, en las que también se abordarán las crecientes tensiones con Rusia y China, así como las conversaciones para reactivar el acuerdo nuclear con Irán.
Con estrictas medidas anticovid, Antony Blinken se reunió por separado en su hotel con sus homólogos japonés y surcoreano, días después de que Joe Biden revisara la política estadounidense hacia Corea del Norte.
“Estamos muy agradecidos por tener esta oportunidad de mantener conversaciones en profundidad con Estados Unidos” dijo el jefe de la diplomacia surcoreana, Chung Eui-yong, alabando el “mensaje muy positivo y abierto” de Joe Biden al Congreso la semana pasada.
El presidente de Estados Unidos dijo que utilizaría “la diplomacia así como la disuasión severa” para contener las ambiciones nucleares de Pyongyang.
Según el departamento de Estado estadounidense, Antony Blinken y su homólogo japonés Toshimitsu Motegi “compartieron su preocupación por el programa nuclear y de misiles balísticos de Corea del Norte” durante su reunión.
Acordaron trabajar juntos y con Japón para avanzar hacia la “desnuclearización de la península coreana”, según un comunicado.
– Vía intermedia –
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió una revisión de la política hacia Corea del Norte, tras el enfoque altamente personalizado de su predecesor, Donald Trump, y sus tres reuniones muy mediáticas con Kim Jong Un.
El objetivo es buscar un terreno común y alejarse del ambicioso pero infructuoso intento de Trump de alcanzar un amplio acuerdo para poner fin de forma oficial tras siete décadas a la Guerra de Corea.
Pero la Casa Blanca también quiere hablar con Corea del Norte, un cambio respecto a la política de “paciencia estratégica” del expresidente Barack Obama, que consistía en mantener a raya a Pyongyang hasta que cambiara su comportamiento.
Corea del Norte denunció el domingo el planteamiento de Joe Biden, afirmando que mantiene la “política hostil” que ha estado en vigor durante medio siglo.
“La llamada ‘diplomacia’ estadounidense es una señal espuria destinada a encubrir sus actos hostiles, y la anunciada ‘disuasión’ es simplemente una forma de plantear amenazas nucleares a la RPDC”, dijo recientemente un funcionario del ministerio de Exteriores norcoreano, Kwon Jong Gun, utilizando el nombre oficial de Corea del Norte.
Estados Unidos esperan una respuesta del gobierno de Pyongyang, conocido por sus declaraciones pintorescas, como cuando en 2019 calificó a Biden de “perro rabioso” que “debe ser golpeado hasta la muerte con un palo.”
Junto con Irán, Corea del Norte está en la agenda de discusiones de la cena de apertura de la cumbre.
Por otro lado Washington y Londres matizaron las informaciones según las cuales Teherán liberará a sus respectivos ciudadanos retenidos en Irán.
Tras la reunión del G7, que se celebra en Londres hasta el miércoles, el secretario de Estado estadounidense viaja a Kiev para mostrar el apoyo “inquebrantable” de Estados Unidos a Ucrania tras el despliegue de tropas rusas en la frontera, en un contexto de tensiones con Rusia.