Crisis de agua en el norte de Siria alcanza un “punto de ruptura”

AFP

La falta de acceso al agua potable en el norte de Siria alcanzó un “punto de ruptura” que pone en peligro la salud de más de tres millones de personas, advirtió este martes Médicos Sin Fronteras (MSF).

La oenegé atribuyó esta situación “desesperada” a “una década de guerra que dejó las infraestructuras de agua y de saneamiento destruidas y abandonadas”. 

“En el campo, hay enfermedades que se propagan por el agua, como la diarrea, la hepatitis, el impétigo o la sarna”, alertó Ibrahim Mughlaj, oficial de promoción de la salud de MSF.

En una parte de la provincia de Idlib y sus alrededores, último bastión hostil al gobierno sirio, viven más de tres millones de personas -la mayoría, desplazadas- en una miseria extrema.

Este año se está dedicando menos de un tercio del dinero que el año pasado se destinaba al saneamiento y la distribución de agua, por lo que las organizaciones humanitarias tuvieron que dejar de abastecer los campos con camiones de agua.

Así, MSF constató en julio un aumento de los casos de diarrea en más de 30 campos de Idlib, y casos frecuentes de sarna. “Desde principios de año, el 28% de todas las consultas […] son casos de diarrea acuosa aguda”, explicó la oenegé.

Además, la crisis complica la lucha contra el covid-19, en una región azotada por un repunte “alarmante” de casos, lamentó la organización.

La situación también es desastrosa en el noreste del país, dominado por los kurdos, a causa de las “perturbaciones reiteradas y sostenidas” en la estación de abastecimiento de agua de Aluk, controlada por los turcos, y por el bajo caudal del Éufrates, principal río de Siria, según MSF.

En Hasake, más de un millón de personas padecen un acceso limitado al agua desde hace casi dos años, mientras que en Raqa los casos de diarrea habían aumentado un 50% a finales de mayo de 2021, respecto a mayo del año anterior, indicó MSF.