AFP
Después de una sobredosis de opioides, esto “te trae de vuelta de entre los muertos”, asegura Johnny Bailey frente a una atenta audiencia en Washington.
Este trabajador social capacita sobre el uso de Narcan, un medicamento que revierte las sobredosis causadas por opioides como el fentanilo, un narcótico 50 veces más potente que la heroína.
Este spray nasal, autorizado en Estados Unidos desde 2015, se ha convertido en el arma imprescindible contra la crisis de sobredosis que sacude al país.
El objetivo ahora es ponerlo al alcance de todos, para poder administrarlo en cualquier momento, al igual que hay extintores contra incendios y desfibriladores contra los paros cardíacos.
A principios de marzo, una decena de personas escuchan asiduamente la presentación de Bailey en la sede de HIPS, una asociación sin fines de lucro que brinda servicios de “reducción de daños” a trabajadores sexuales y consumidores de drogas.
Lo primero es determinar si efectivamente se trata de una sobredosis.
“Hay que preocuparse por los labios o las uñas grises, moradas o azules, la dificultad para respirar”, dice Bailey, un drogadicto recuperado de 47 años. “Pero sobre todo, si alguien no se despierta”.
El siguiente paso es llamar a los servicios de emergencia y administrar Narcan inmediatamente en una de las fosas nasales de la víctima. Si no recupera el conocimiento después de dos o tres minutos, se le puede dar una segunda dosis. Y se debe colocar a la persona de costado para que no se atragante con su vómito al despertar.
Narcan funciona rápidamente al enviar moléculas llamadas naloxona al cerebro, donde desplazan a las moléculas opioides de los sitios receptores para revertir una sobredosis.
- “Salvar vidas” –
Entre los asistentes a la capacitación está Awa Sargent, de 27 años, quien perdió a un amigo hace un mes por una sobredosis de opioides.
Otro de los participantes es Starr Miller, de 40 años, que un día se encontró de repente con una víctima de sobredosis.
“Estaba yendo a comprar comida y alguien estaba tirado, sin respirar, en la parada del autobús. Lamentablemente, es común ver eso”, cuenta Miller. “Si alguien hubiera tenido Narcan, lo podríamos haber ayudado antes”.
En la capital estadounidense, casi 450 personas murieron por sobredosis de opioides en 2022, más del doble de la cantidad de homicidios. Casi todas las muertes estaban relacionadas con el fentanilo, que a veces se agrega para estirar la cocaína u otras drogas ilegales sin que el consumidor lo sepa.
En Washington, las autoridades están haciendo todo lo posible para que la gente sepa que existe Narcan: paneles gigantes, números gratuitos para llamar, agentes del metro equipados con dosis. Pero sobre todo, asociaciones las reparten por las calles. El año pasado, solamente HIPS distribuyó más de 17.000 tomas.
“Hemos capacitado a muchas personas que terminaron salvando vidas”, dice Bailey, desde empleados de bibliotecas públicas, hasta trabajadores de clubes nocturnos, miembros de congregaciones religiosas y muchos otros.
“Puedo decirles cómo usar Narcan en dos o tres minutos”, pero el curso de capacitación de una hora “hace que la gente entienda más sobre el tema”, señala.
En particular, Bailey informa sobre la llamada “ley del buen samaritano”, que protege a quienes brindan ayuda de procedimientos judiciales si el antídoto no funciona o ellos mismos estaban consumiendo drogas.
– Dispensadores de Narcan –
Hay urgencia: en Estados Unidos, entre 2020 y 2021, las muertes relacionadas con sobredosis de opioides aumentaron 17%, de 69,000 a 81,000
Millones de dosis de Narcan ya fueron prescritas o distribuidas directamente por oenegés, o incluso en farmacias en estados que lo autorizan.
La agencia estadounidense reguladora de los medicamentos (FDA) quiere expandir aún más la distribución del antídoto, al autorizar su venta sin receta en todo el país, incluso en supermercados o tiendas de conveniencia, algo que un comité de expertos aprobó por unanimidad en febrero, al considerar la naturaleza segura del medicamento, inofensivo incluso si se administra por error.
“Necesitamos desestigmatizar y normalizar el uso de naloxona”, especialmente entre los jóvenes, suplicó Scott Hadland, pediatra especializado en adicciones, antes de la votación.
Algunos temen que el saber que existe un antídoto fomentará el consumo de drogas. Pero la doctora Leslie Walker-Harding desestimó este razonamiento, comparando el acceso al Narcan con el de la píldora del día después.
“A la gente le preocupaba que los chicos tuvieran más sexo. No es así como piensa la gente. Y no es como pensarían las personas que tienen un trastorno por consumo de opioides”, señaló.
La venta sin receta de Narcan permitiría distribuirlo a través de máquinas dispensadoras. En Washington, HIPS espera instalar tres, que darían un acceso discreto y anónimo al antídoto, en cualquier momento del día y de la noche.