AFP
Ante la nueva política exterior de Estados Unidos, Arabia Saudita intenta limpiar su imagen, manchada por la represión, liberando a algunos presos políticos y aplacando tensiones con los países rivales de la región.
Las cosas han cambiado en Washington: el expresidente Donald Trump cerró los ojos tras el asesinato de un periodista crítico y el encarcelamiento de disidentes en Arabia Saudita, pero su sucesor Joe Biden ha prometido convertir en Estado “paria” al reino saudí por sus violaciones de derechos humanos.
Washington desea no obstante, según los analistas, preservar sus relaciones estratégicas con Riad, y al mismo tiempo reactivar las negociaciones nucleares con Irán, el otro peso pesado de la región y gran rival de Arabia
Tras haber sellado una reconciliación con el vecino Catar, que puso fin a una larga ruptura, el reino saudí acaba de otorgar la libertad condicional a presos políticos, entre ellos la militante feminista Lujain al Hathlul.
Arabia busca asimismo reducir tensiones con otro regional rival de peso, Turquía, y “bajar la temperatura manteniendo contacto abierto” con el presidente Recep Tayyip Erdogan, según una fuente cercana a los dirigentes saudíes.
– “Nueva Flexibilidad” –
Ante la voluntad de Estados Unidos de negociar con Irán y revisar sus relaciones con Arabia, “los saudíes intentan presentarse como aliados en la resolución de conflictos en la región” según Kristin Diwan, del Arab Gulf States Institute.
Según esta investigadora, tras años de línea dura en aras del “interés nacional”, Arabia muestra una “nueva flexibilidad” ante la administración Biden, que anunció recientemente la suspensión de ventas de armas a este país.
Joe Biden también anunció el fin del apoyo de Estados Unidos a Arabia Saudita en la guerra de Yemen, en la que los saudíes respaldan militarmente a las fuerzas gubernamentales frente a los rebeldes hutíes, cercanos a Irán.
Al referirse a esta guerra, Biden habló de “catástrofe”, pues ha causado la peor crisis humanitaria del mundo, según la ONU.
En fin, la nueva jefa de servicios de inteligencia estadounidense, Avril Haines, se comprometió a publicar un informe confidencial sobre el asesinato en 2018 del periodista saudí Jamal Khashoggi. La CIA ya llegó a la conclusión de que el príncipe heredero Mohamed bin Salman estuvo detrás de este asesinato cometido en el consulado saudí en Estambul
– “Preservar los pilares” –
Washington expresó sin embargo su apoyo a Riad ante los ataques de los hutíes contra territorio saudí, donde hay una creciente presencia del ejército de Estados Unidos.
El Wall Street Journal citó en enero proyectos de puertos y bases aéreas en el desierto occidental del reino saudí, que el ejército estadounidense trata de desarrollar como posiciones utilizables en caso de guerra contra Irán.
“Contrariamente a lo que se esperaba, la administración Biden proseguirá una política de moderación hacia el reino” constata el analista afín al poder, Ali Shihabi.
Según él, Biden quiere “preservar los pilares” de la relación entre Washington y Arabia Saudita.
La llegada de Joe Biden “ha ayudado mucho y contribuido” a obtener la liberación de Lujain al Hathlul la semana pasada tras casi tres años de prisión, según su hermana Alia al Hathlul. Pero la célebre militantes tiene pendiente una condena con suspensión de pena y no puede abandonar el territorio saudí.
Este puñado de liberaciones tiene un carácter “simbólico” para tranquilizar al presidente estadounidense, pero hay muchos otros detenidos que están encerrados en las prisiones del reino, declaró a la AFP un allegado de un saudí encarcelado.