Bogotá, Colombia | AFP
por Lina VANEGAS
El gobierno de Colombia y el ex número dos de la antigua guerrilla de las FARC, Iván Márquez, anunciaron este viernes un nuevo capítulo en las negociaciones con la facción rebelde que retomó las armas tras firmar un acuerdo de paz en 2016.
Con unos 1.663 combatientes según inteligencia militar y considerada el ala dura de las disidencias, la Segunda Marquetalia se había mantenido hasta ahora al margen de las negociaciones que el presidente Gustavo Petro sostiene con la mayoría de organizaciones armadas del país.
El texto de once puntos adoptado por las partes anunció el inicio de “un proceso de diálogos sociopolíticos conducentes a la firma de un acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y la organización armada rebelde Segunda Marquetalia”, creada por Márquez en 2019 tras volver a la clandestinidad.
El gobierno y los rebeldes se comprometieron además a “desarrollar de manera inmediata acuerdos previos para el desescalamiento del conflicto y puesta en marcha de transformaciones para la construcción social y ambiental del territorio”.
El primer izquierdista en el poder en el país apuesta por una salida final dialogada a seis décadas de conflicto armado y violencia, luego del histórico acuerdo de paz que hace siete años desarmó el grueso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El regreso de Márquez a las armas en 2019 significó uno de los golpes más fuertes para el proceso de paz que reintegró a la vida civil a unos 7.000 combatientes de la que fue la mayor guerrilla de América. La mayoría de ellos se mantuvieron en el acuerdo.
Márquez, que había sido negociador en La Habana, apareció entonces vestido con ropa camuflada y con un fusil en un video donde anunciaba una nueva rebelión armada.
El inicio de este nuevo proceso de paz se da en el marco de una visita oficial del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a Colombia para apoyar la implementación del acuerdo de 2016 y respaldar los nuevos intentos del gobierno por desactivar el conflicto.
Delegados de Petro sostienen también diálogos con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Cuba y, en Colombia, con rebeldes del Estado Mayor Central (EMC), la mayor disidencia de las FARC.
– “Buenos oficios” –
Luciano Marín, el verdadero nombre de Márquez, es un rebelde de línea dura de 69 años.
Antiguo religioso y profesor, el guerrillero fue víctima de un atentado en Venezuela en 2022, según versiones de prensa.
En julio pasado, medios locales especularon sobre su muerte, pero el entonces comisionado de paz Danilo Rueda lo desmintió.
Estudios independientes señalan que la Segunda Marquetalia mantiene una confrontación con otros rebeldes de las antiguas FARC por las rutas del narcotráfico.
El documento sobre las nuevas negociaciones no da detalles del lugar donde se van a desarrollar los diálogos.
En el texto, las partes hacen un llamado a los “buenos oficios” de Venezuela, Noruega, Cuba, la ONU y la Conferencia Episcopal Colombiana, que en otras ocasiones han sido garantes de procesos de paz en el país.
Colombia es el mayor productor de cocaína del mundo y vive un conflicto armado que en más de medio siglo ha dejado 9,5 millones de víctimas, la mayoría desplazados.
El proyecto de “Paz Total” de Petro avanza con algunos altibajos y hasta ahora el mayor logro ha sido el compromiso del ELN y el EMC de abandonar el secuestro extorsivo.
– Escéptico de la paz –
Jefe negociador de los insurgentes con el gobierno de Juan Manuel Santos (2010-2018), Márquez nació el 16 de junio de 1955 en Florencia, en el selvático departamento de Caquetá (sur).
Ingresó al Frente 14 y tras nueve años como combatiente fue designado miembro del Secretariado, órgano de dirección de las FARC. Fue vocero en los fallidos diálogos de paz en Caracas y Tlaxcala (México) en 1992, y jefe del Bloque Caribe, en 2003.
En 2011 su nombre se barajó para ser comandante máximo de la guerrilla tras la muerte de “Alfonso Cano” en un operativo militar, aunque finalmente fue designado en el cargo Rodrigo Londoño, conocido como “Timochenko”.
Márquez tiene decenas de órdenes de captura en Colombia y Estados Unidos por delitos graves como el narcotráfico y cientos de asesinatos, luego de apartarse del acuerdo de paz que transformó en partido político a la guerrilla.
Como negociador del acuerdo de paz siempre fue uno de los más escépticos y de línea militarista.