AFP
China criticó este miércoles la adopción en Estados Unidos de un texto que prohíbe las importaciones procedentes de su región de Xinjiang para luchar contra el “trabajo forzado” de los uigures.
Desde hace varios años, esta vasta región semidesértica del noroeste de China, azotada por sangrientos atentados, es objeto de un firme control en nombre de la lucha antiterrorista.
El principal grupo étnico de Xinjiang son los uigures, en su mayoría musulmanes y que hablan un idioma relacionado con el turco.
Según organizaciones de derechos humanos, más de un millón de personas han sido internadas en “campos”.
China afirma que se trata de “centros de formación profesional”, destinados a ayudar a la población a encontrar un empleo y así alejarlos del extremismo religioso.
En un raro momento de unión entre demócratas y republicanos, la cámara de representantes estadounidense aprobó el martes por abrumadora mayoría un proyecto de ley sobre Xinjiang.
El texto prohíbe la mayor parte de las importaciones procedentes de esta región, con el fin de bloquear la entrada en Estados Unidos de productos procedentes del “trabajo forzado” de los uigures.
Pekín reaccionó enérgicamente, acusando a Washington de “difamar” a China sobre la cuestión de los derechos humanos.
“El llamado trabajo forzado (en Xinjiang) es una invención de ciertos individuos y organizaciones en Occidente”, afirmó ante la prensa un portavoz de la diplomacia china, Wang Wenbin.
“China expresa su fuerte indignación y su firme oposición”, fustigó Wenbin, asegurando que su país presentó una protesta oficial ante Estados Unidos.
El texto aún debe ser aprobado por el senado y promulgado por su presidente Donald Trump para entrar en vigor.