Javier Ponce
La comunidad católica está de fiesta, ya que los fieles participaron en diversas actividades religiosas para conmemorar la aparición de la Virgen de Guadalupe al indio Juan Diego en el monte del Tepeyac.
El repicar de las campanas de la Basílica de Guadalupe anunciaba esta madrugada una gran fiesta en honor a la patrona de América. Enormes filas de feligreses se formaron desde muy temprano para ingresar al templo, el cual permaneció cubierto con un mar de flores de distintos colores como parte de las ofrendas florales de los peregrinos. Sin duda, un 12 de diciembre de gran júbilo.
Muchos niños, jóvenes y adultos portaron el traje típico del indio San Juan Diego, también cargaron sus ofrendas florales y con mucha fe adoraron a la Virgencita. En medio de esta multitud, conocí a María García, originaria de Guadalajara, México, quien tiene 15 años viviendo en El Salvador junto a su familia y nos cuenta su historia.
San Juan Diego, a quien se le apareció en diciembre de 1531 la Virgen de Guadalupe en el cerro de Tepeyac, territorio azteca.
Muchos salvadoreños, acompañados de sus familias, agradecieron a la Virgencita por permitirles celebrar un año más esta fecha, luego de pasar momentos difíciles.
Al salir del templo, cada uno se llevó la bendición y muchos encendieron una vela como promesa y petición de protección en la salud y lo económico a la Virgen Morena.