El poderoso sindicato United Auto Workers (UAW) inició este viernes una huelga en tres fábricas de coches clave en Estados Unidos, el primer paro simultáneo de trabajadores de los tres grandes fabricantes de Detroit: General Motors, Ford y Stellantis.
Tras el fracaso de las negociaciones, los trabajadores apostados al exterior de una planta de Ford marcaron el inicio de la movilización con bocinazos y vítores a la medianoche del jueves.
“Esta noche, por primera vez en nuestra historia, iremos a huelga a la vez en los “Tres Grandes'”, dijo el presidente del sindicato UAW, Shawn Fain, en una transmisión por internet un poco antes del plazo límite para llegar a un acuerdo.
La movilización de los “Tres Grandes” puede desestabilizar el sector automotor e incluso la economía de Estados Unidos.
Sin embargo, solamente 12.700 trabajadores estarán en paro este viernes, según estimaciones del sindicato UAW, que representa a 150.000 empleados de este sector.
Fain explicó que la huelga afectará a una planta de cada fabricante.
En el caso de General Motors la instalación de montaje de Wentzville (Misuri) estará en paro, para Stellantis la fábrica afectada será la de Toledo (Ohio) y el fabricante Ford sufrirá una huelga en Wayne (Michigan), pero solamente en las operaciones finales de montaje y pintura, que son fundamentales.
El UAW exige un aumento salarial del 36% en cuatro años, mientras que los tres fabricantes estadounidenses no han superado el 20% (Ford), según el gremio.
Los históricos gigantes de Detroit también se negaron a conceder días adicionales de vacaciones y a aumentar las pensiones, proporcionadas por fondos específicos de cada empresa.
– “Es hora de que nos den algo” –
En dos meses de negociaciones, los representantes del UAW y los líderes de los “Tres Grandes” no lograron ponerse de acuerdo sobre el contenido de un nuevo convenio colectivo de cuatro años.
“No permitiremos que los ‘Tres Grandes’ sigan prolongando las discusiones durante meses”, advirtió esta semana Fain.
Muchos empleados afirman que los gigantes del sector automotor deben aportar propuestas mejores para compensar los exiguos salarios y los recortes de beneficios después de la crisis financiera de 2008.
Este colapso financiero llevó tanto a GM como a Chrysler, que ahora pertenece a Stellantis, a reestructuraciones ya que ambas estuvieron al borde de la quiebra.
Las tres empresas han sido muy rentables en los últimos años.
“Esta empresa lleva años generando dinero gracias a nosotros”, dijo Paul Sievert, un empleado que trabaja en la planta de Ford en Wayne desde hace 29 años. “Creo que ya es hora de que nos den algo a cambio”.
El consejero delegado de Ford, Jim Farley, cuestionó en la noche del jueves al líder de los huelguistas.
“No sé qué está haciendo Shawn Fain, pero no está negociando este contrato con nosotros cuando está a punto de expirar. Pero sí sé que está ocupado preparando una huelga”, comentó Farley, en la cadena CNBC.
Quiere “una huelga histórica en los tres grupos, pero nosotros queremos hacer historia con un acuerdo histórico”, dijo el ejecutivo.
– Un riesgo electoral para Biden –
Un conflicto social prolongado podría tener consecuencias políticas para el presidente estadounidense, Joe Biden, cuyo balance económico es objeto de críticas, en especial por la persistente inflación.
En campaña para la reelección en 2024, Biden se mueve en un terreno espinoso y debe hacer un equilibrio entre el apoyo expresado a los sindicatos y el temor sobre las consecuencias para la economía estadounidense de esta huelga.
El jueves por la noche, el mandatario habló por teléfono con Fain y los directivos de los fabricantes para informarse sobre las negociaciones.
“Los consumidores y comerciantes están, en general, relativamente protegidos de los efectos de una huelga breve”, explicó el vicepresidente de la consultora Anderson Economic Group (AEG), Tyler Theile.
Pero con inventarios que representan una quinta parte de los que tenía la industria en 2019, durante la última huelga de GM, “podrían verse afectados mucho más rápidamente” que hace cuatro años, afirmó.
Los analistas de JPMorgan creen que un fuerte aumento de los salarios tendría un impacto en los precios de venta de los vehículos, empujando a los conductores a “conservar su auto por más tiempo” en lugar de comprar un modelo nuevo.