AFP
Parte de la intensa guerra diplomática entre Taiwán y China se disputa en América Latina: Honduras es el último país que se desmarca de Taipéi para vincularse a Pekín, un revés para la isla asiática que también socava la influencia de Estados Unidos en la región.
Paraguay será el próximo campo de batalla, ya que celebra elecciones presidenciales a fines de abril. El candidato opositor Efraín Alegre ha dicho que de ganar reevaluará las relaciones con Taiwán.
De los 13 estados en el mundo que mantienen relaciones con Taipéi tras la decisión de Honduras, siete son de América Latina y el Caribe: Guatemala, Belice, Paraguay, Haití, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, y San Vicente y las Granadinas.
Además, el Vaticano, Suazilandia en África, y las Islas Marshall, Nauru, Palaos y Tuvalu en el Pacífico.
La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, visitará Guatemala y Belice esta semana para tratar de evitar que sigan los pasos de Honduras y Costa Rica (2007), Panamá (2017), El Salvador (2018) y Nicaragua (2021), que rompieron con Taipéi bajo presión de China.
“Estamos frente a una recomposición geopolítica del mundo”, que “ya no es unipolar, sino multipolar”, y China “es uno de los polos imperiales que está entrando en la región no solo centroamericana, sino en toda Latinoamérica”, dice a la AFP la académica hondureña Zoila Madrid, recién jubilada de la Universidad Nacional.
Ella cree que la decisión de Honduras es un golpe para Washington, pues siempre lo vio como un aliado fiel.
“Honduras juega un papel no sólo económico, sino geopolítico, porque Estados Unidos siempre ha contado con Honduras geopolítica y militarmente, de hecho Honduras tiene siete bases militares” estadounidenses, destaca Madrid.
Taipéi, sin embargo, pone más énfasis en “la calidad que en la cantidad” de sus relaciones diplomáticas, explica Sung Wen-ti, de la Universidad Nacional Australiana.
“Una asociación sólida y fiable con otros países (como Estados Unidos o Japón) es más importante que fijarse en la cantidad de países que reconocen formalmente a Taiwán”, afirmó el analista antes de que Tegucigalpa rompiera lazos con la isla.
– Único en Sudamérica –
América Latina ha sido escenario de la pugna diplomática entre China y Taiwán desde que se separaron en 1949, tras la guerra civil china.
Pekín conidera la isla de 23 millones de habitantes como una provincia rebelde, que espera recuperar un día incluso por la fuerza. Y bajo el principio de “Una sola China”, no permite a ningún país mantener relaciones diplomáticas simultáneamente con Taipéi.
El próximo ante el dilema será Paraguay, único en Sudamérica que reconoce la isla.
No obstante, “es muy difícil que Paraguay vaya a entablar relaciones diplomáticas con China, si bien no se puede desconocer que hay una presión política muy grande” y “el campo está abonado a favor de China”, dice a la AFP el excanciller paraguayo Eladio Loizaga.
Algo similar opina el analista Héctor Cristaldo: “No creo que la oposición, si gana las elecciones, pueda conseguir que varíe el lazo diplomático que se mantiene con Taiwán. No me imagino un presidente de Paraguay en un escenario como ese”.
– “Haz lo que digo, no lo que hago” –
El sociólogo y columnista hondureño Pablo Carías subraya la contradicción de que Washington critique a los países que se vinculan con China a pesar de que también tiene lazos diplomáticos y económicos con Pekín.
“Estados Unidos está recomendándonos a nosotros que no establezcamos relaciones con China y, sin embargo, ellos tienen relaciones”, lo que implica que sigue la política de “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”, afirma Carías a la AFP.
Más allá del revés de Honduras, Taipéi ahora tiene mayor “visibilidad internacional” que antes, al ser mencionado en declaraciones conjuntas del G7 y de otros foros multilaterales, estima Sung Wen-ti, experto en estudios sobre Taiwán de la Universidad Nacional Australiana.
“Es comprensible que Taiwán se sienta un poco triste” por la decisión de Honduras, pero la isla “asigna prioridad” a las relaciones con los países “líderes” en el mundo, como Estados Unidos, Japón, Australia y Europa, dice a la AFP.
Además, “Taiwán ha estado desempeñando un papel cada vez más destacado en esta rivalidad estratégica global entre Estados Unidos y China. Taiwán es hasta hoy la democracia liberal más sólida en el mundo de habla china” y “tiene una importancia simbólica muy fuerte en esta narrativa o alineación basada en valores entre Estados Unidos y China”, afirma Sung.