AFP
Francia, Alemania y España anunciaron este lunes un acuerdo para lanzar los contratos de estudio del Sistema de Combate Aéreo del Futuro (FCAS), al cabo de arduas negociaciones, y que deberían permitir hace volar un preprototipo en 2027.
El FCAS, que se prevé que cueste unos 100.000 millones de euros (121.000 millones de dólares), está destinado a sustituir a los aviones de combate franceses Rafale y a los Eurofighter alemanes y españoles de aquí a 2040.
El programa, un importante proyecto de cooperación en materia de defensa en Europa, sufrió muchos problemas desde su nacimiento en 2017, a la altura de lo que está en juego para los fabricantes y de los intereses a veces divergentes entre los Estados.
“Las conversaciones de los últimos meses han permitido llegar a un acuerdo equilibrado entre todos para la próxima etapa de la fase de demostración del programa”, afirman las ministras de Defensa de los tres países, la francesa Florence Parly, la alemana Annegret Kramp-Karrenbauer y la española Margarita Robles, en una declaración común.
Estos estudios, llamados de “fase 1B”, suponen un total de 3.500 millones de euros (4.250 millones de dólares) hasta 2024, y se reparten y financian a partes iguales entre los tres países, según el gabinete de la ministra francesa.
El acuerdo era imprescindible para asegurar el futuro del programa durante los próximos años y poder obtener la aprobación de los diputados alemanes.
El Bundestag debe dar luz verde a la financiación de la parte alemana, antes del cierre de las sesiones a finales de junio, en vísperas de unas elecciones parlamentarias alemanas de resultado incierto.
“Los acuerdos estatales correspondientes ya están listos para seguir los procesos administrativos nacionales para su validación formal”, dijeron las tres ministras.
Los contratos con los fabricantes deberían poder firmarse “a finales de verano” boreal, dijo el despacho de Florence Parly.
Un estudio, llamado de “fase 2”, prevé para 2027 la realización del llamado demostrador en vuelo, una especie de prototipo destinado a probar la fiabilidad de las tecnologías utilizadas. Este demostrador estaba previsto inicialmente para 2026.
Más que un avión de combate de nueva generación (NGF), el programa es un “sistema de sistemas” que gira en torno al avión con drones de acompañamiento, todo ello conectado, a través de una “nube de combate”, con los demás medios militares que participan en una operación.
El objetivo es mantener la capacidad de poder entrar en un teatro de operaciones por aire a pesar de las defensas antiaéreas, cada vez más eficaces e interconectadas.
El acuerdo entre los tres países prevé “el respeto de la propiedad intelectual de los fabricantes”, dijo la oficina de Florence Parly.
La empresa francesa Dassault Aviation se había quejado de la división del trabajo con su socio Airbus. Los dos fabricantes habían presentado finalmente su oferta a principios de abril a los Estados.
El reparto de la carga de trabajo en el motor también ha sido durante mucho tiempo un problema entre la francesa Safran, la alemana MTU y la española ITP.
Los tres también han llegado a un acuerdo y presentaron sus ofertas a los Estados a finales de abril.
En general, “la organización industrial del programa se determinó de manera que se garantice la coherencia y la eficacia del proyecto, reuniendo las competencias más avanzadas de los industriales de cada país en el marco de una asociación equilibrada, amplia y profunda”, declararon la tres ministras.