Este domingo, el Papa Francisco lideró una misa ante 10,000 fieles en Venecia, donde alertó sobre las consecuencias del turismo de masas para el medio ambiente. Este fue su primer viaje en siete meses debido a su estado de salud.
El pontífice, de 87 años, lució un buen semblante y cumplió con una agenda cargada después de un episodio de fatiga durante la Semana Santa. Tras visitar una cárcel de mujeres, llegó a la Plaza de San Marcos a bordo de una embarcación escoltada por gondoleros.
Durante la misa, el papa destacó la belleza de Venecia pero también señaló los problemas que la amenazan, incluido el cambio climático y el turismo masivo, advirtiendo que sin cuidado y protección, la ciudad podría dejar de existir.
La visita del Francisco coincide con la implementación de una tasa de entrada para turistas en Venecia, destinada a proteger el patrimonio de la ciudad.
Antes de la misa, Francisco pronunció un discurso ante jóvenes y visitó una exposición de arte en una prisión de mujeres, donde destacó el potencial de renacimiento incluso en lugares de sufrimiento.
El pontífice regresó al Vaticano tras el evento en Venecia y tiene previstos nuevos viajes a Verona en mayo y a Trieste en julio, después de meses de inactividad debido a problemas de salud. A pesar de esto, el Vaticano anunció una gira papal por Asia y Oceanía en septiembre, presentada como un desafío pastoral y físico para el Papa Francisco.