AFP
La Corte Suprema de Estados Unidos examina este martes el planteo de un cartero cristiano que se niega a trabajar los domingos, en un caso que podría expandir el peso de las creencias religiosas en la esfera laboral.
El alto tribunal, muy sensible a las libertades religiosas desde la incorporación de jueces conservadores nombrados por el expresidente republicano Donald Trump, escuchará los alegatos de las partes y deberá emitir su decisión antes del 30 de junio.
Gerald Groff, un cristiano evangélico, comenzó a trabajar para el Servicio Postal de Estados Unidos (UPS) en 2012. A raíz de un contrato entre UPS y Amazon, la oficina en la que trabajaba tuvo que abrir los domingos para procesar paquetes del gigante de la distribución.
Groff pidió no trabajar el séptimo día de la semana aduciendo sus convicciones religiosas. Su empleador trató de complacerlo transfiriéndolo a una oficina más pequeña.
Pero, en 2017, esa oficina también comenzó a distribuir paquetes de Amazon. Su jefe intentó que otros trabajadores aseguraran los despachos dominicales, pero no siempre lo consiguió y Groff acabó siendo sancionado por abandonar su puesto.
En 2019 renunció y presentó una demanda contra UPS por discriminación religiosa. Tras perder en primera instancia y en la apelación, recurrió a la Corte Suprema.
Al aceptar tomar el caso, el alto tribunal, que desestima el 80% de los recursos que le llegan, dio a entender que no estaba satisfecho con las sentencias anteriores.
Según los expertos, la Corte Suprema, en la cual seis de sus nueve jueces son conservadores, podría aprovechar este debate para revisar su jurisprudencia sobre la religión en el trabajo.
Una ley federal de 1964, enmendada en 1972, prohíbe la discriminación religiosa en el lugar de trabajo y requiere que los empleadores busquen adaptarse a las creencias de sus empleados, siempre que esto no represente una “carga indebida” en sus operaciones.
En 1977, en una sentencia relativa a un empleado de una compañía aérea que no quería trabajar el sábado, la Corte Suprema dictaminó que las disposiciones previstas por la ley no debían “imponer más que un coste mínimo” a los empresarios.
La sentencia fue duramente criticada por los defensores de las libertades religiosas, para quienes el listón es demasiado bajo.
El profesor de derecho de Harvard Joshua McDaniel escribió que, tal como está, la ley “permite que las empresas eviten adaptarse a las prácticas religiosas en la mayoría de los casos”.
Al pedirle a la Corte Suprema que revise el tema, Groff dijo que el estándar existente equivalía a un “error escandaloso”.
Sin embargo, en una presentación por separado, la AFL-CIO, principal confederación sindical de Estados Unidos, instó a la corte a considerar la “carga” impuesta por las adaptaciones religiosas de un colega no solo al empleador, sino al resto de los trabajadores.