AFP
En Australia faltan manos para trabajar en el campo debido al cierre de las fronteras desde marzo, una situación que podría provocar un aumento de los precios de frutas y verduras de entre 20 y 60%.
Los trabajadores temporales extranjeros, sobre todos los “mochileros”, algunos de los cuales llegan desde Europa con una visa de vacaciones y trabajo, en este momento son solamente 80.000 en el país, contra 140.000 en tiempos normales, destacó la principal organización interprofesional de productores de frutas y hortalizas, Australian fresh produce alliance (Afpa), en un informe presentado el lunes ante el Parlamento.
Representan cerca del 80% de la fuerza laboral durante la cosecha, señala Afpa, que solicitó a la empresa Deloitte Access Economics redactar un informe.
“Sin mano de obra, varios productores seguramente reducirán la siembra y bajarán los volúmenes de cosecha, lo que se traducirá en pérdidas económicas para los establecimientos hortícolas, (…) y sobre todo una reducción en la cantidad de frutas y verduras para los consumidores australianos”, subraya Afpa.
Una inquietud compartida en Byron Bay, en el norte de Nueva Gales del Sur, por Vindha Mann, al frente de una granja de producción de arándanos.
Durante las cosechas, “el 90% de mis empleados son jóvenes con visas de trabajo y vacaciones. Me preocupa por las próximas semanas, cada vez es menos la gente que llega desde Sídney y (…) Melbourne”, indicó.
La causa principal es que las fronteras del estado están cerradas para los provenientes del estado de Victoria, la región donde se encuentra Melbourne.
– 8% de candidatos australianos –
Al comienzo de la pandemia, Afpa señaló que no dudaría en favorecer la contratación de australianos, frente al aumento significativo del desempleo.
Pero muy pocos respondieron al llamado, desl cual se hizo eco el primer ministro, Scott Morrison. Según Afpa, de las 23.000 candidaturas recibidas entre marzo y junio, sólo el 8% fueron presentadas por australianos o residentes permanentes.
Para alentarlos, la Afpa sugirió que el gobierno les pague una subvención extra de 1.200 dólares australianos (unos 731 euros, uno 873 dólares de EEUU), y un monto equivalente al establecimiento que los emplea.
Esta medida fue apoyada por Leo Skliros, silvicultor, propietario de una finca con unos 17.000 árboles de mango en el Territorio del Norte.
“Por lo general, durante la cosecha, entre el 90 y el 95% de mis empleados son extranjeros”, señala. “Este año trabajaré con recolectores profesionales, australianos que trabajan en granjas durante todo el año. Pero la mayor parte de ellos se encuentra actualmente en Victoria y no sé cuántos estarán dispuestos a venir a sabiendas de que estarán sujetos a una ‘cuarentena’ de 15 días, “lo que les provocará pérdida en sus ingresos”, añade.
En este estado, donde se cosecha la mitad de los mangos australianos, el gobierno desarrolla un plan piloto para “importar” en unos diez días a 170 trabajadores de Vanuatú, donde no se ha detectado ningún caso de covid-19. Para Leo, “una buena noticia”.
Según el sindicato de agricultores local (NT Farmers), faltan entre 800 y 1.000 personas para la cosecha del mango que comienza en menos de un mes.
La Afpa solicita “reabrir las fronteras a las visas-vacaciones”, puesto que en el sector hortícola esta situación podría provocar un aumento de la importación de productos y un aumento de los precios del 60% para los australianos. Para ésta, la falta de mano de obra podría significar una caída de 13.000 millones de dólares locales en el PIB.
El Parlamento puso en funciones en junio a una comisión para estudiar este tema.