AFP
Perdida la ocasión de encarrilar las Finales de NBA en su cancha, los Boston Celtics están obligados a responder en su visita del lunes a los Golden State Warriors del temible Stephen Curry, en un quinto partido que suele marcar el destino de la eliminatoria.
En las anteriores 30 Finales que llegaron a un empate 2-2, el equipo que ganó el quinto partido se acabó proclamando campeón en un 73% de las ocasiones (22-8).
La estadística y la tendencia de estas Finales favorecen las posibilidades de Boston de volver a tomar el mando el lunes en el Chase Center de San Francisco (California).
Con el espíritu combativo que les ha inculcado el técnico novato Ime Udoka, los estelares Jayson Tatum y Jaylen Brown y el resto de los Celtics han reaccionado con un triunfo ante cada una de sus siete derrotas en estos playoffs.
Lo mismo ha ocurrido en las Finales, en las que solo un punto separa a ambos equipos en el marcador global (422-421 a favor de Golden State) pero cada duelo ha tenido un claro ganador.
Cada vez que una franquicia sumó una victoria luego fue batida por ventajas siempre de dos dígitos, lo que da esperanzas a los Celtics para resurgir de nuevo, solo que esta vez la presión y el golpe anímico del que se tienen que reponer son mucho mayores.
El viernes, los Celtics estuvieron cerca de adelantarse por un casi definitivo 3-1, que les hubiera dejado a un triunfo del título, pero una actuación colosal de Curry rescató a los Warriors.
– Cuentas pendientes –
Con Boston en ventaja en el marcador entrando en los últimos cuatro minutos, Curry emergió para completar una de las mejores gestas de su extraordinaria carrera, con un total de 43 puntos, 7 triples, 10 rebotes y 4 asistencias.
“No clasifico mis actuaciones. Solo hay que ganar el partido”, respondió Curry a quienes consideran que fue su mayor obra maestra en unas Finales.
A sus 34 años, el base está decidido a relanzar la dinastía de los Warriors que llegó a cinco Finales consecutivas entre 2015 y 2019 y conquistó tres anillos.
Aunque se le reconoce como líder de aquellos equipos, Curry tiene aún cuentas pendientes personales que saldar en esta serie.
El base, el mejor tirador de la historia, nunca fue reconocido con el premio MVP (Jugador Más Valioso) de las Finales que ganaron los Warriors. Los votantes lo relegaron en favor del especialista defensivo Andre Iguodala en 2015 y del estelar Kevin Durant en 2017 y 2018.
Curry tiene una media de 27 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias en sus 32 partidos de Finales pero la falta de uno de esos MVP en su vitrina dejó una sensación de que no mostró su mejor nivel en el máximo escenario.
Si ese mito aún existía, el base lo está destruyendo en esta eliminatoria en la que ha cargado en solitario con el peso de los Warriors ante la mejor defensa de la liga.
Sin el apoyo del ausente Durant ni de las mejores versiones de sus socios Klay Thompson y Draymond Green, Curry está siendo capaz de promediar ante los Celtics unos estratosféricos 34,3 puntos, con un 50% de acierto en tiros de campo, 6,3 triples, 6,3 rebotes y 3,8 asistencias.
– “Tengo que mejorar” –
Del otro lado, Jayson Tatum y Jaylen Brown se mueven lejos de las cifras de Curry, con 22 puntos de media cada uno, pero están liderando con solidez a unos Celtics ávidos de alcanzar el 18º anillo de su historia y primero desde 2008.
La joven pareja de aleros está causando impacto en ambos lados de la pista aunque Tatum aún no ha ofrecido su mejor versión, encallado ante el marcaje de Andrew Wiggins y en constante tensión con los árbitros.
La efectividad de Tatum en el lanzamiento (33,4%) se ha desplomado respecto a las anteriores eliminatorias, en las que brilló ante superestrellas como Durant (Nets), Giannis Antetokounmpo (Bucks) o Jimmy Butler (Heat).
El técnico Ime Udoka le ha pedido públicamente que deje de centrarse en forzar faltas de sus defensores. A la espera de que su inspiración regrese, el alero tres veces All-Star ejerce un rol de facilitador con un récord personal de 7,8 asistencias en estas Finales.
“Es culpa mía. Tengo que ser mejor”, reconoció Tatum tras el cuarto partido. “Sé que influyo en el juego de otras maneras, pero tengo que ser más eficiente, lanzar mejor la pelota, terminar mejor en el aro. Estoy deseando que llegue el lunes”.