La obligación de llevar máscara en Bruselas toma por sorpresa a sus habitantes

AFP

Las señales de alarma habían crecido en las últimas semanas junto al número de contagios por coronavirus, pero la decisión a primera hora de este miércoles de obligar a los residentes de Bruselas a usar mascaras tomó a muchos por sorpresa.

“No veo por qué debo usar una mascarilla en una calle desierta”, asegura en la mañana Sania, una transeúnte en la treintena, cuando el anuncio del gobierno de la región de Bruselas Capital comienza a extenderse por la ciudad.

El presidente regional, Rudi Vervoort, ya había ordenado días atrás que el uso obligatorio del tapabocas se generalizaría para los 1,2 millones de habitantes de la región, si se superaban los 50 casos de contagio diarios por cada 100.000 personas.

Aunque la elección de esa cifra es “arbitraria”, en palabras de la vocera del servicio público federal de Salud, Frédérique Jacobs, esto representa “una indicación de que la situación es cada vez más seria y se agrava”.

Este miércoles, el número diario de contagios alcanzó los 54,4 casos, por lo que la orden de Vervoort entró en vigor. Los bruselenses deben así usar máscaras en lugares públicos y en espacios privados con acceso de público.

La directiva publicada este miércoles, que prevé excepciones para quienes practiquen deporte, personas con discapacidad o para quienes realicen trabajos físicos en la vía pública, llega en plena ola de calor en Europa occidental.

Los habitantes de Bruselas acogieron el anuncio con escepticismo. “Cuando no hay nadie alrededor, no me pongo la máscara”, admite Marie, de 67 años, que se dirige a visitar a su madre con el trozo de tela colgando de su mano.

Para Lisa, residente en Bruselas y que no conocía la orden de la región, esta “no tiene sentido”. “Creo que si no puedes mantener la distancia, ‘de acuerdo, me la pongo’. Si estoy sola en la calle (…), es un poco tonto”, asegura a la AFP.

“Si todos respetan las recomendaciones de distanciación social y son un poco cuidadosos, no hay necesidad de usar una mascarilla. Llevarla e imponerla a todo el mundo de esta manera es un poco ridículo”, estima por su parte Laurent Rouard.

– ‘Señal de alarma’ –

Bélgica en su conjunto ha visto aumentar a 600 el número de contagios confirmados cada día en la última semana, pero hay diferencias entre regiones. El rebrote observado en Amberes a mediados de julio parece haberse desplazado a Bruselas. 

“El aumento de las cifras no significa necesariamente que la situación sea muy grave actualmente, pero representa una señal de alarma para intervenir y evitar que se agraven”, precisó en rueda de prensa Jacobs.

Para el epidemiólogo Yves Coppieters, los esfuerzos para contener la epidemia deberían concentrarse allí donde circula más el virus. En la región de Bruselas Capital, los datos oficiales apuntan a Anderlecht, Schaerbeek y Bruselas.

Imponer el tapabocas en la calle en toda la aglomeración “es más bien admitir un fracaso, es como si ya estuviésemos perdiendo el hilo de las transmisiones de los focos [de contagio]”, explicó a la cadena RTBF.

Bélgica, con 11,5 millones de habitantes, ha sufrido 9.885 fallecimientos entre los 75.008 casos de COVID-19, una de las tasas de mortalidad más elevadas del mundo que se debe, en parte, al exhaustivo método de conteo de las autoridades sanitarias.