AFP
Uno mezcla estrellas en ciernes y grandes figuras confirmadas, el otro ficha jugadores que cuadran con su estilo: con dos políticas diferentes, el Real Madrid y el Liverpool, que se enfrentan el sábado en la final de la Liga de Campeones, se han convertido en referentes del mercado.
Conocido por los ‘Galácticos’, la serie de fichajes multimillonarios de principios de los años 2000, el Real Madrid, que acaba de quedarse sin Kylian Mbappé, ha cambiado un tanto sus prácticas, obligado por la pandemia y la competencia creciente de otros grandes clubes europeos.
Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham entre 2000 y 2003; Cristiano Ronaldo, Benzema, Kaká y Xabi Alonso en 2009; la locura de Gareth Bale, el traspaso más caro de la historia del club en 2013 (101 millones de euros/101,7 millones de dólares)…
La estrategia de fichajes del Real Madrid, encarnada por su presidente, Florentino Pérez, se resumió durante largo tiempo en comprar los mejores jugadores del mundo a precio de oro.
Pero, en estos últimos años, la actitud de la ‘Casa Blanca’ en el mercado ha cambiado. El Real Madrid ficha de forma más inteligente y no duda en apostar por el futuro, buscando jugadores jóvenes que podrían convertirse en prodigios.
Una única locura ha venido a perturbar esta nueva política: los 115 M EUR (122 millones de dólares) pagados al Chelsea por Eden Hazard, que no ha podido mostrar su nivel, lastrado por las lesiones.
A pesar de todo, los jóvenes citados más arriba, fichados entre 2018 y 2021 y convertidos hoy en pilares del esquema de Carlo Ancelotti, ‘sólo’ costaron 219 M EUR (233 millones de dólares) al Real.
Como comparación, el equipo merengue había gastado 258 M EUR (275 millones de dólares) sólo en el mercado estival de 2009 (Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema, Alonso, Albiol, Negredo…).
– Liverpool, “Moneyball” –
Unas locuras pasadas muy alejadas de la práctica del Liverpool, que se distingue por su política de fichajes rigurosa que se acerca más a la de un Bayern de Múnich.
Los propietarios de los Reds, el grupo estadounidense Fenways Sports Group, se había dado a conocer poniendo a los Boston Red Sox en la cima del béisbol norteamericano basando sus fichajes en avanzados estudios estadísticos para localizar a jóvenes infravalorados pero que cuadraran con las necesidades de su entrenador.
Pero, aplicada al fútbol, esta estrategia, apodada “Moneyball”, sólo dio unos resultados limitados en los primeros años. Pragmáticos, los propietarios acabaron por ceder a las peticiones insistentes de Jürgen Klopp, y aceptaron que a veces hay que pagar para ganar.
El Liverpool rompió la hucha con la llegadas de Virgil van Dijk en diciembre de 2017 y de Alisson unos meses después por un global de 155 M EUR (165 millones de dólares), haciendo de ellos el defensa y el portero más caros de la historia entonces.
A pesar de ello, en seis años y medio bajo las órdenes de Klopp, el Liverpool tiene un déficit en el balance de traspasos de sólo 200 millones de euros (213 millones de dólares), es decir, un gasto medio de 35 M EUR (37 millones de dólares) por temporada.
No está nada mal cuando en ese periodo se ha incorporado a Sadio Mané, Joel Matip, Mohamed Salah, Andy Robertson, Fabinho, Naby Keita, Thiago Alcántara, Ibrahima Konaté o Luis Díaz.
Últimamente, el Liverpool ha aprovechado las cláusulas de rescisión, como con Konaté, fichado del Leipzig por 42 M EUR (44,7 millones de dólares), los problemas financieros de otros clubes, como el caso de Luis Díaz, comprado por 58 M EUR (62 millones de dólares), o fines de contrato como Thiago, liberado de su último año por el Bayern por 20 M EUR (21,3 millones de dólares) o la promesa del Fulham Fabio Carvalho que llegará libre al término de esta temporada.
Por desgracia para el Liverpool, el hombre detrás de estas apretadas negociaciones, Michael Edwards, dejará el club al terminar la temporada.
La transición se ha preparado con uno de sus colaboradores cercanos, Julian Ward, que ya dirigió el acuerdo con el Oporto por Díaz en enero, pero los Reds esperan que el éxito del “Moneyball en el Mersey” continúe.