AFP
La inversión de Catar en el París SG desde hace diez años y su utilización como herramienta central de la diplomacia del ‘soft power’ del emirato gasista no debería acabar una vez pasado el Mundial-2022, consideran algunos especialistas.
¿Qué hará Catar una vez pasada la Copa del Mundo? ¿Continuará invirtiendo dinero en el club parisino cuando ya ha gastado más de 1.000 millones de euros (1.129 millones de dólares) desde que compró el PSG en 2011, sin que con ello haya logrado ganar por el momento la Liga de Campeones?
Esta cuestión se la están planteando en silencio observadores del fútbol francés y más particularmente los aficionados del club parisino, que vieron como Mbappé, Neymar y Messi firmaron por su equipo, a veces en contra de cualquier lógica financiera.
– ‘Herramienta de seducción mundial’ –
Sin embargo, pocos dudan del compromiso de los cataríes.
“Creo que la Copa del Mundo no es más que un paso. Ya es una victoria para Catar haber obtenido su organización, pero no debería modificar en nada su política”, estima Raphaël Le Magoariec, que realiza un doctorado en geopolítica especializada en los países del Golfo.
Predecir el futuro y la estrategia diplomática de un país es un ejercicio peligroso, advierten los especialistas interrogados por la AFP. Los imponderables son numerosos y varios factores podrían intervenir y eventualmente modificar unos análisis válidos en un momento dado.
Nacida a comienzos de los años 1990, la expresión ‘soft power’ fue descrita por el teórico estadounidense de relaciones internacionales Joseph Ney y designa la capacidad de influencia, de persuasión de una entidad sobre otro actor, sin medios coercitivos.
“Poco después de la invasión de Irak por Estados Unidos, Catar se preguntó: ¿Qué nos puede prevenir de un ataque semejante? No es ni su ejército, ni sus petroleros, ni su tecnología. Es la opinión pública occidental”, resume el geopolitólogo Marc Lavergne, de la Universidad de Tours.
“Catar ha desarrollado todo un conjunto de elementos que se pueden relacionar con el ‘soft power’: el arte, la política deportiva mundial en la que el París SG es una herramienta de seducción clave. Es la construcción de una imagen neutra, exótica, idealizada. Catar no va a detener mañana esta estrategia”, añade.
– ‘El mejor escaparate del emirato’ –
Una política que le ha permitido introducirse en el mapamundi geopolítico. “Hace cerca de 15 años, Catar no existía para la opinión pública”, estima Lavergne. “El París SG es central en esta política, con el club tiene un alcance planetario”, asegura el profesor universitario.
El último episodio del no-fichaje de Kylian Mbappé el pasado verano (boreal) pese a la oferta de 180 millones de euros (203 millones de dólares) del Real Madrid fue considerado por algunos como un disparate financiero.
“Pero los economistas interrogados en Francia no tienen la óptica de lectura de Catar”, asegura Raphaël Le Magoariec, para quien “hace falta comparar estas inversiones a las de un ministerio de Defensa”.
El horizonte de la Copa del Mundo importa poco a la vista del éxito cosechado por esta estrategia del emirato.
“Desde el inicio y aún hoy, el PSG constituye en mi opinión una inversión clave del país. Para algunos, se trata del mejor escaparate del emirato”, corrobora Carole Gomez, directora de investigación en geopolítica del deporte en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS).
“No creo que acabe la inversión al día siguiente del Mundial. De una parte, porque las razones geopolíticas y económicas que han llevado a Doha a invertir en el deporte siguen presentes. Se trata aún de afirmar su diferencia con respecto a sus vecinos, sobre todo, sauditas y emiratíes. pero también de diversificar sus inversiones económicas con el fin de pensar en el post-gas”, añade Gomez.
Además, las relaciones entre Catar y Francia van más allá del marco de la estrategia deportiva. “Catar es una aliado estratégico de Francia desde hace años”, recuerda Marc Lavergne.
En esta estrategia el PSG no es más que un elemento más, aunque sensible. “Todo lo que toca al París SG es extremadamente sensible, está en manos del emir. Es evidentemente estratégico”, asegura Raphaël Le Magoariec.