Incubadoras interactivas en Camerún para reducir la mortalidad neonatal

AFP

Lucie Ahanda controla en un celular cada movimiento de su bebé, instalado en una incubadora en el hospital de Yaundé, la capital de Camerún. “Al nacer, mi bebé pesaba 1,5 kilos. Si no fuera por esta incubadora, estaría muerto”, asegura.

En este país del centro de África, un equipo de ingenieros diseñó hace tres años esta incubadora interactiva “Made in Camerún” para tratar de reducir la mortalidad neonatal, que afecta a 28 de cada 1.000 nacimientos.

Gracias a este aparato, padres y médicos pueden seguir permanentemente el estado de salud de los pequeños: los movimientos, la temperatura, los latidos del corazón y otras señales vitales.

“Insistimos en que fuera controlado a partir de un celular”, dijo a AFP Serge Armel Njidjou, uno de los inventores de la incubadora que ya ha ganado varios premios.

Ahanda no aparta la vista de la pequeña pantalla, donde aparece el niño con aspecto débil, alimentado con una sonda nasal.

En otra habitación, el doctor Anicet Pangop, jefe médico del hospital African Genesis Health de Yaundé, controla también al bebé en su teléfono.

“La incubadora está conectada a una cámara que nos permite echar un vistazo al niño desde nuestro despacho. Si hay un problema, podemos llamar a un enfermero para que intervenga rápidamente”, asegura.

“El bebé duerme ahora y acaba de comer”, explica.

En el servicio de neonatología, Voni Simo, que dio a luz a gemelos prematuros, los observa a través de un ventanal.

“No los puedo tomar y lo echo mucho de menos. Vengo todos los días a verlos. Pero sé que están a salvo y están bien cuidados”, afirma, justo cuando los dos bebés empiezan a llorar.

La Agencia Universitaria para la Innovación, que inventó la incubadora, ya vendió 18 aparatos a hospitales públicos y privados del país a un precio de 2 millones de francos de Camerún (3.000 euros, 3.500 dólares), explicó Njidjou.  

“Tenemos un proyecto con el ministerio de Salud para dotar a los hospitales de 1.000 incubadoras en los próximos cuatro años”, indica.

Otra ventaja del aparato es que la batería puede cargarse también con paneles solares, que le permitirían funcionar a pesar de los frecuentes cortes de electricidad del país.

-“Desbordados”-

La empresa ofrece facilidades a los centros sanitarios como el escalonamiento de los pagos.

Así, el pequeño hospital La Patience, en la periferia de Bafoussam (oeste), pudo dotarse de uno de estos aparatos aunque sus pacientes tengan ingresos modestos.

Desde su adquisición, “no hemos tenido más decesos neonatales”, asegura Odette Diffouo, la responsable del centro.

Pero todavía queda camino por recorrer en el país.

“Si en un mes tenemos diez decesos de recién nacidos, seis son prematuros. Es mucho”, lamenta Ernestine Bakou, enfermera del hospital regional de Bafoussam.

Según ella, esta alta mortalidad se debe a las malas condiciones de traslado de los bebés, que no siempre están bien envueltos para mantenerse en calor.

La enfermera asegura que cada mes reciben unos 100 prematuros. “A veces estamos desbordados”, lamenta.

Algunos centros públicos, que disponen de un nombre insuficiente de incubadoras, prueban con alternativas como el método “Canguro”, desarrollado por pediatras en Colombia a finales de los años 1970.

Esta práctica, inspirada en el animal australiano, consiste en colocar el bebé en contacto con la piel de la madre, y más raramente del padre, con tal de crear las condiciones ideales de temperatura.

“La ganancia de peso es rápida con este medio. El niño se siente más a resguardo y se establece un vínculo efectivo. Es más eficaz en el caso de prematuros”, afirma Adèle Kuitchopota, enfermera de este hospital.

El pequeño Tané, que pesaba apenas 1,45 kilos al nacer a comienzos de septiembre, aumentó 350 gramos de peso en pocos días gracias a su madre, Falone Kuitche, que lo llevaba encima a veces hasta 18 horas al día.