AFP
Los talibanes se han hecho con el control de casi todo Afganistán, pero en el valle del Panshir, al noreste de Kabul, un hombre, el ex vicepresidente Amrullah Saleh, promete seguir resistiendo.
Enemigo de los islamistas radicales que ahora están al mando del país, Saleh se retiró a la última región que aún no está en sus manos: el valle de Panshir.
“No decepcionaré a los millones de personas que me han escuchado. Nunca estaré bajo el mismo techo que los talibanes. NUNCA”, escribió en inglés el domingo en su cuenta de Twitter antes de pasar a la clandestinidad.
Al día siguiente aparecieron en las redes sociales imágenes del ex vicepresidente con Ahmad Masud, hijo del comandante Ahmed Shah Masud, asesinado en 2001 por Al Qaida, juntos en el valle de Panshir.
Masud anunció el lunes en una columna publicada por una revista francesa que se opondría a los talibanes y haría suya la lucha por la libertad que libró su padre, héroe de la resistencia antisoviética.
Los dos hombres parecen estar colocando la primera piedra de una rebelión contra el nuevo régimen ya que hombres armados comenzaron a reagruparse en el valle de Panshir, una zona de difícil acceso y que nunca cayó en manos de los talibanes: ni durante la guerra civil de los noventa, ni durante la ocupación soviética, una década antes.
– “Resistiremos” –
“No permitiremos que los talibanes entren en Panshir y resistiremos con todas nuestras fuerzas”, dijo a la AFP un residente que prefirió permanecer en el anonimato.
Para Saleh, oriundo de Panshir, sería la última de una larga lista de batallas. Este afgano luchó junto al comandante Masud en la década de 1990. Luego formó parte de su gobierno antes de que fuera derrocado por los talibanes en 1996, cuando entraron en Kabul. En alguna ocasión, ha contado que los talibanes torturaron a su hermana para intentar sacarlo de su escondite.
“Mi opinión de los talibanes jamás ha cambiado”, dijo el año pasado en un editorial publicado por la revista Time.
Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, se convirtió en una importante fuente de información para la CIA.
Esto lo llevó, tras la caída de los talibanes, a dirigir, entre 2004 y 2010, la Dirección de la Seguridad Nacional (NDS), la agencia de inteligencia afgana.
– Continuar la lucha –
En este cargo, creó una vasta red de espías e infiltrados entre los talibanes, en Afganistán y también en Pakistán, donde se encuentran en gran parte sus líderes. Así, reunió pruebas, según él, de que los insurgentes continuaban beneficiándose del apoyo del ejército paquistaní, información desmentida por las fuerzas armadas del país vecino.
Sin embargo, su ascenso a la vicepresidencia estuvo marcado por varios contratiempos. En 2010 fue despedido de su cargo como jefe de la NDS después de un humillante ataque contra una conferencia de paz en Kabul.
Luego se alejó de la política durante unos años, pero siguió atacando a los talibanes y a Pakistán desde las redes sociales.
En 2018 se convirtió en ministro del Interior durante unos meses, después de aliarse con el presidente Ashraf Ghani, quien el domingo huyó de Afganistán a un país extranjero. Tras ello, ascendió a la vicepresidencia en 2019.
Saleh escapó de varios ataques talibanes, el más reciente en septiembre de 2020 cuando un coche bomba explotó al paso de su convoy y mató al menos a 10 personas.
Horas después, reapareció en un video, con su mano izquierda cubierta de vendajes y prometiendo devolver cada golpe. “Continuaremos nuestra lucha”, afirmó.