Productores y distribuidores de opiáceos se enfrentan por primera vez a un jurado en EEUU

AFP

Los productores, distribuidores y vendedores de opioides se presentaron este martes por primera vez ante un jurado para responder sobre su responsabilidad en la devastación causada por los analgésicos, que han sido responsables de más de 500.000 sobredosis en Estados Unidos en 20 años.

“Este caso trata de una cosa: la codicia corporativa”. Así comienza la denuncia que es la base de esta demanda en el tribunal del estado de Nueva York. 

El caso fue presentado en 2017 por varios condados del estado, que dicen haber gastado “sumas astronómicas” para hacer frente a la “epidemia de opioides”, y desde entonces se han sumado otras comunidades.

En un principio apuntaba a todos los actores de la cadena, pero Purdue Pharma, el laboratorio en el centro de la crisis, se declaró en quiebra en 2019.

Otras empresas han llegado a acuerdos in extremis con los tribunales para evitar comparecer ante ellos. El laboratorio Johnson & Johnson acordó el domingo pagar 230 millones de dólares y dejar de producir y vender estos medicamentos.

La demanda enfrenta a 70 entidades públicas con ocho gigantes del sector, entre ellos el grupo farmacéutico Teva, el distribuidor Cardinal Health y las farmacias Walgreens.

Tendrán que justificar las estrategias de marketing adoptadas a finales de los años 90 y que, según los demandantes, animaban a los médicos a recetar estos analgésicos a pesar de su naturaleza altamente adictiva.

“Los productores engañaron a los médicos y a los pacientes asegurándoles que el riesgo de adicción era bajo”, dijo Jayne Conroy, que representa al condado de Suffolk, en la apertura del juicio. “Quiero que penséis en Pinocho, con su nariz alargada, cuando escuchen sus mentiras”, añadió a los miembros del jurado.

“Su prioridad no era si la droga era peligrosa, sino el dinero que podían ganar”, coincidió Hunter Shkolnik, por el condado de Nassau, lamentando que los analgésicos hayan creado “un círculo de adicción”.

Muchos usuarios se hicieron adictos, aumentaron su consumo y acabaron recurriendo a drogas ilícitas como la heroína y el fentanilo, un potente opiáceo sintético. 

Los demandados sostienen que estos medicamentos habían sido aprobados por las autoridades reguladoras y que sus actividades estaban sujetas a controles.

Este tipo de argumentos se han esgrimido en otras jurisdicciones. Pero es la primera vez que se reúne un jurado, compuesto por seis miembros y seis suplentes, para decidir el caso. Y pocos procesos reúnen a tantos actores, todos ellos rodeados de un gran número de abogados.

A falta de una sala suficientemente grande, el tribunal neoyorquino celebra el juicio en un auditorio universitario en la localidad de Central Islip, Long Island. Se espera que las audiencias duren al menos entre seis y ocho semanas.