AFP
Los estadounidenses vacunados contra el covid-19 pueden decir adiós a uno de los símbolos de la pandemia: para ellos, las autoridades sanitarias levantaron el jueves su recomendación de llevar la mascarilla, un “gran día” según Joe Biden.
“¡Si uno está completamente vacunado ya no necesita usar tapaboca!”, dijo el mandatario al celebrar la noticia en un breve discurso televisado desde los jardines de la Casa Blanca.
“Creo que este es un gran paso, un gran día”, agregó, y pidió a todos los que aún no se han vacunado que lo hagan sin demora.
Un 35% de la población estadounidense, más de 177 millones de personas, están totalmente inmunizadas contra el covid-19, al haberse inoculado con la dosis única de la vacuna de Johnson & Johnson o las dos de Pfizer o Moderna.
“Todo el que esté completamente vacunado puede participar en actividades en espacios interiores y exteriores, pequeños o grandes, sin llevar mascarilla o [respetar] distancia física”, dijo Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la principal agencia federal de salud pública del país.
“Si uno está completamente vacunado, puede comenzar a hacer las cosas que dejó de hacer debido a la pandemia”, agregó en una sesión informativa.
“Esperamos mucho tiempo el momento en el que podíamos alcanzar una apariencia de normalidad”, dijo, sin olvidar las más de 580.000 muertes que ha causado la pandemia en su país.
– Adolescentes vacunados –
La nueva guía de los CDC mantiene, sin embargo, la recomendación de que los vacunados sigan usando tapabocas al viajar en transporte público (aviones, autobuses, trenes), así como en aeropuertos y estaciones de ferrocarril.
“Es genial”, dijo tras el anuncio Desmond, de 67 años, exhibiendo su mascarilla alrededor del cuello en las calles de Washington. “Estamos adelantados respecto al resto del mundo”, comentó.
Otro mostraban ciertas reticencias. “Voy a seguir llevando barbijo en interiores”, dijo a la AFP Mubarak Dahir, de 57 años, vacunado desde comienzos de abril. “Creo que es prematuro y peligroso pensar que ya salimos”.
Las autoridades sanitarias subrayaron sin embargo que su decisión se basó en los últimos datos científicos: estudios han demostrado que las vacunas son eficaces no sólo contra los casos sintomáticos sino también contra la propia posibilidad de ser infectado, así como contra las variantes que están en circulación, dijo Walensky.
También destacó el hecho de que las pocas personas que se infectaron con covid-19 a pesar de haber sido vacunadas resultaron ser menos contagiosas.
El número de casos ha disminuido drásticamente: la infección diaria promedio durante siete días se ha reducido a unos 36.000 casos. Y la curva de muerte diaria está en su nivel más bajo desde principios de abril de 2020.
“Si usted presenta síntomas, debe volver a ponerse el tapabocas y hacerse la prueba de inmediato”, dijo sin embargo Walensky.
También advirtió que si la situación sanitaria empeoraba, estas nuevas recomendaciones podrían revisarse.
Pero los expertos sostienen que este escenario tiene pocas posibilidades de presentarse nuevamente debido al ritmo de la campaña de vacunación: más de 250.000 inoculaciones fueron realizadas en 114 días, desde el comienzo de la gestión de Biden.
Hasta esta semana, solo los mayores de 16 años podían ser inmunizados contra el covid-19 en Estados Unidos.
Pero desde el jueves los adolescentes de entre 12 y 15 años, unos 17 millones de personas, pueden recibir la vacuna de Pfizer/BioNtech.
– Un año de mascarillas –
Las autoridades estadounidenses, que comenzaron a aconsejar el uso de tapabocas para prevenir la propagación del covid-19 a principios de abril de 2020, ya habían empezado a relajar gradualmente sus recomendaciones en las últimas semanas.
Hasta ahora, se aconsejaba que los vacunados no usaran la mascarilla al aire libre (excepto en multitudes) y en interiores si estaban con otros inmunizados.
También podían reunirse sin tapabocas con personas no vacunadas, pero de un solo hogar a la vez y si no presentaban factores de riesgo para covid-19.
En otros lugares, la euforia que se siente en Estados Unidos parece lejana.
El coronavirus sigue teniendo consecuencias por ejemplo en el mundo del deporte.
La UEFA anunció este jueves que la final de la Champions League se celebrará en Oporto, desplazando a Estambul en función de la situación sanitaria.
Y en Tokio, la amenaza del virus aún se cierne sobre la organización de los Juegos Olímpicos.
Un sindicato de médicos de hospitales japoneses que considera “imposible” que se realicen en el país en momentos en que se debe hacer frente a una cuarta ola de la pandemia.
Los planes para que algunos equipos entrenen en Japón antes del inicio de los Juegos han sido cancelados.