AFP
El primer ministro italiano, Mario Draghi, reconoció este viernes que Italia encara “una nueva ola” de contagios de coronavirus, un año después del inicio de la emergencia sanitaria en el país europeo.
En su discurso, pronunciado en el nuevo centro de vacunaciones en el aeropuerto romano de Fiumicino, Draghi instó a los italianos a “ser prudentes” ante el aumento de los contagios, que amenaza con saturar los hospitales.
“Un año después del inicio de la emergencia sanitaria, estamos desafortunadamente ante una nueva ola de contagios”, dijo Draghi, quien comparó los datos de las últimas semanas.
“En la última semana registramos 150.175 nuevos contagios frente a los 130.816 de la semana precedente, un aumento de casi el 15%”, subrayó.
“En esas dos semanas aumentó en casi 5.000 el número de hospitalizados por ser positivos al virus y el número de pacientes en terapia intensiva es superior a los 650”, añadió.
“Eso nos obliga a ser muy prudentes para limitar el número de muertes e impedir que las instalaciones sanitarias se saturen”, afirmó.
Italia, que superó esta semana el umbral de las 100.000 muertes por covid-19, ha registrado un fuerte aumento de los contagios y de los decesos, en gran parte debido a la variante británica, según los expertos.
Gran parte de Italia debería permanecer confinada a partir del lunes hasta el 6 de abril, tras la decisión del gobierno este viernes en base al índice de contagios.
El gobierno decidió al término del Consejo de Ministros, que del 15 de marzo al 6 de abril, las regiones “donde el número semanal de contagios supere los 250 por 100.000 habitantes, pasarán a ser consideradas rojas”.
Una indicación técnica que obliga a las autoridades regionales a anunciar la medida en base al índice de contagio.
A partir del lunes, deberían así cerrar las escuelas, bares y restaurantes en gran parte de las 20 regiones del país.
Según el presidente de GIMBE, Nino Cartabellotta, en más de la mitad de las 20 regiones italianas, “los hospitales y especialmente las unidades de cuidados intensivos ya están saturados” y las hospitalizaciones e intervenciones no relacionadas con el coronavirus fueron aplazadas.
El fin de Semana Santa, del 3 al 5 de abril, toda la península será considerada “zona roja” para evitar desplazamientos en esos días de fiesta, según el decreto gubernamental.
“Soy consciente de que esas medidas tendrán consecuencias sobre la educación de los jóvenes, sobre la economía y sobre el estado psicológico de todos”, afirmó Draghi.