AFP
Los 56 millones de habitantes de Inglaterra entraron este martes en su tercer confinamiento total contra una pandemia de coronavirus descontrolada, con todas sus esperanzas puestas en la campaña de vacunación y sin tener muy claro cuándo recuperarán la libertad.
Con más de 75.000 muertos, el Reino Unido es uno de los países de Europa más castigados por el covid-19.
Enfrentado a una ola imparable de contagios desde el descubrimiento en diciembre de una nueva variante, aparentemente mucho más transmisible, del coronavirus, el primer ministro británico, Boris Johnson, anunció la vípera por la noche la necesidad de “un confinamiento nacional lo suficientemente duro para contener esta cepa”.
“Es exasperante, no sé si la gente puede hacer un esfuerzo más durante otras seis semanas”, decía este martes en las calles de Londres Alex, un jubilado de 65 años, descontento con “la forma en que maneja las cosas este gobierno”.
Los diputados regresarán de sus vacaciones el miércoles para votar la medida, que sin embargo ya habrá entrado legalmente en vigor esa misma madrugada y que el ejecutivo, agregando confusión, llamó a la población a respetar desde el martes: “a partir de hoy, deben quedarse en casa, con contadas excepciones”, como comprar comida o hacer ejercicio, anunciaba desde la mañana el Twitter de Downing Street.
Pero la confusión era mayor acerca de cuándo terminará el encierro.
Johnson, que a diferencia del segundo confinamiento de noviembre optó esta vez por cerrar todas las escuelas, insinuó el lunes seis semanas hasta las próximas vacaciones escolares, del 15 al 21 de febrero.
Pero uno de sus portavoces precisó después que “cualquier cambio” decidido por el ejecutivo durante esa semana solo entraría en vigor “al final de las vacaciones, es decir siete semanas”.
Sin embargo, el ministro Michael Gove, encargado de coordinar la acción gubernamental, aseguró este martes al canal Sky News: “Al comenzar marzo, deberíamos poder levantar algunas de estas restricciones, pero no necesariamente todas”.
“Haremos todo lo que podamos para vacunar al máximo de personas posibles y que podamos comenzar a levantar progresivamente las restricciones”, aseguró, anunciando que las próximas semanas serán “muy, muy difíciles”.
– Empresas maltrechas pese a las ayudas –
La alarmante propagación de la nueva variante del virus, entre 50% y 70% más contagiosa según científicos británicos, hizo temer un colapso del sistema sanitario no sólo en Inglaterra.
En Escocia, el gobierno semiautónomo de Nicola Sturgeon impuso su propio confinamiento total desde este martes y durante todo el mes de enero. Por su parte, Gales ya estaba completamente confinado desde el 20 de diciembre.
En este contexto, la única esperanza radica en acelerar una campaña de vacunación que el Reino Unido fue pionero en lanzar: desde el 8 de diciembre ya inoculó a más de un millón de personas con la vacuna desarrollada por Pfizer/BioNTech y el lunes empezó a administrar también la del equipo británico AstraZeneca/Oxford, de la que tiene pedidas 100 millones de dosis.
Dando un fuerte acelerón, las autoridades esperan haber vacunado para mediados de febrero a todas las personas de más de 70 años además de trabajadores sanitarios y otros cuidadores, 13 millones de pacientes en total.
Mientras tanto, las empresas del país, maltrechas por tantos meses de restricciones contra el coronavirus, recibían un nuevo revés con este tercer cierre total, pese a las generosas ayudas del gobierno.
El ministro de Finanzas, Rishi Sunak, anunció este martes un fondo adicional de 4.600 millones de libras (6.292 millones de dólares, 5.100 millones de euros) de apoyo a las empresas.
Los comercios, bares y restaurantes podrán recibir una indemnización de hasta 9.000 libras.
“Esto ayudará a los negocios a atravesar los meses venideros, contribuirá a mantener los empleos y los trabajadores podrán volver a sus puestos una vez que los comercios reabran”, afirmó Sunak.
Pero para Roger Barker, responsable de la patronal Institute of Directors (IoD), “el resurgimiento del virus está causando más dolor a los negocios”. “Para sectores como el turismo y la restauración, la recuperación vinculada a las vacunas está aún muy lejos”, aseguró.