AFP
El gobierno de Estados Unidos acordó otro paquete de estímulo masivo para mantener a flote su economía a medida que avanza la pandemia de coronavirus, pero es posible que la ayuda para las personas desempleadas más necesitadas no llegue de inmediato.
La decisión del Congreso de esperar hasta el último minuto para aprobar la medida de 900.000 millones, seguida de la indecisión de varios días del presidente Donald Trump para promulgar el proyecto de ley, provocó que dos programas que apoyan a millones de estadounidenses desempleados expiraran brevemente, y los expertos advierten que los estados pueden demorar semanas en reiniciar los pagos.
“Todo lo relacionado con el seguro de desempleo y tener 53 sistemas diferentes es difícil, y eso significa que algunos estados pueden dejar caer la pelota”, dijo Michele Evermore, analista de políticas del Proyecto Nacional de Ley de Empleo.
La nueva medida de estímulo da continuidad a la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica por Coronavirus (CARES, por sus siglas en inglés), un vasto proyecto normativo que amplió los beneficios para los trabajadores independientes y permitió que los desempleados recibieran ayuda estatal durante un período prolongado.
Pero esos programas expiraron el 26 de diciembre, víctimas tanto de los meses que el Congreso tardó en llegar a un acuerdo la semana pasada como de la negativa del presidente republicano a firmarlo antes de capitular finalmente el domingo.
Este bloqueo puede haber costado a los desempleados una semana de beneficios y podría llevar a una brecha de hasta tres semanas en las que no se les pagará la asistencia, dicen los expertos, lo último que necesitan los estadounidenses que han estado sin trabajo por meses.
“He ido sin ingresos durante las últimas dos semanas. Cada vez que no tienes ingresos duele”, dijo Carson Noel, un residente de Arizona que agotó todos sus beneficios en octubre.
– Daño económico –
La economía más grande del mundo se paralizó repentinamente en marzo cuando los estados ordenaron el cierre de negocios para detener la transmisión de covid-19, esfuerzos que causaron un daño económico grave y no evitaron que el brote en Estados Unidos se convirtiera en el más grande del planeta.
Con un costo de 2.200 millones de dólares, se le ha atribuido a la Ley CARES el mérito de evitar que Estados Unidos sufriera una recesión aún peor, en parte al respaldar el consumo a través de los programas de desempleo ampliados.
El nuevo paquete “que proporciona respuesta y alivio de emergencia por el coronavirus” es parte de un proyecto de ley de gastos más amplio y les brinda a las personas desempleadas 300 dólares adicionales en pagos semanales.
Los estadounidenses también recibirán cheques de estímulo por un total de hasta 600 dólares por persona, aunque Trump ha pedido que éstos aumenten hasta 2.000.
También se extienden hasta el 14 de marzo los programas creados bajo la Ley CARES para los desempleados de largo tiempo y los trabajadores de espectáculos y conciertos como Noel, de 51 años, quien fue desalojado de su apartamento.
Ahora que vive con un miembro de su familia, depende de sus reducidos ahorros para salir adelante y, aunque la reanundación de los pagos por desempleo significan un alivio, preferiría estar trabajando.
“No quiero quedarme en casa”, dijo.
La ayuda para el desempleo en EEUU es administrada por estados y territorios de jurisdicciones individuales, y muchos sistemas están abrumados y dependen de tecnología muy obsoleta que pocos creen que puedan reactivar fácilmente un programa de beneficios que acaba de ser desactivado.
“El hecho de que tengan que sacar a todo el mundo y volver a ponerlos a todos, no va a ir bien en ninguna circunstancia”, dijo Andrew Stettner del grupo de expertos progresista The Century Foundation, que estimó que 12 millones de personas dependían de estos programas que habrían caducado si no se hubiera aprobado el nuevo proyecto de ley de estímulo.
– Demasiado baja –
La demora de Trump en aprobar el paquete de gastos causó más problemas: debido a que el presidente recién firmó el proyecto de ley el domingo por la noche, muchos estados ya habían determinado sus pagos por desempleo para la semana.
Dependiendo del estado, dijo la experta Evermore, es posible que algunas personas desempleadas no reciban ningún pago esta semana y se enfrenten a otra espera para que los estados reinicien sus pagos.
“Tener que estar incluso dos o tres semanas sin paga, en esa situación, la incertidumbre se vuelve terrible”, subrayó.
Por ejemplo, Deborah Lee, una flebotomista de 58 años cuya diabetes significó que haya tenido que dejar un trabajo en un hospital donde temía contraer covid-19, ha estado tratando de mantener a su familia a flote con los 240 dólares semanales que Arizona paga en beneficios de desempleo, una de las cantidades más bajas del país, con la que considera que es “imposible” vivir.
Lee ya ha utilizado sus ahorros para la jubilación y le preocupa lo que podría generar una brecha en los beneficios en su hogar ya limitados, donde solo trabaja su hija, mientras que sus tres nietos asisten a la escuela por internet.
“Me da miedo pensar en ello. Todavía tengo que cumplir con el pago de un automóvil, tengo un seguro de automóvil que debe pagarse. Esto es como ir día por día”, afirmó.