AFP
No hubo milagro: como ya había dejado caer hace dos semanas, Roger Federer anunció su baja para el Abierto de Australia (8-21 de febrero) y se perderá por primera vez en su carrera el primer Grand Slam del año para seguir su recuperación luego de dos operaciones en una rodilla.
Un comunicado de los organizadores este lunes acabó con las esperanzas de los seguidores del tenista suizo.
“Finalmente, Roger no tuvo tiempo de prepararse para las condiciones de un Grand Slam y está muy decepcionado por no poder venir a Melbourne en 2021”, declaró el presidente del Abierto de Australia, Craig Tiley.
“Le deseamos lo mejor mientras se prepara para su regreso más adelante y esperamos verlo en Melbourne en 2022”, deseó.
Las circunstancias podrían haber sonreído al helvético, que cumplirá 40 años el próximo 8 de agosto: el Abierto de Australia debía comenzar el 18 de enero, pero los organizadores y las instancias rectoras del tenis debieron retrasar tres semanas las fechas del torneo a petición de las autoridades autralianas para establecer medidas sanitarias sin precedentes con el fin de evitar la propagación del covid-19.
Pero eso no fue suficiente para que Federer, quien sufrió en julio pasado -en plena suspensión del circuito por el covid- una segunda artroscopia de la rodilla derecha en cuatro meses, volviera a Melbourne Park, donde ha ganado en seis ocasiones.
– ¿Regreso a finales de febrero? –
Todavía hace unos días los organizadores de la cita australiana esperaban que Federer pudiera participar y desvelaron que el tenista había vuelto a golpear bolas de tenis en Dubái para “su preparación habitual de pretemporada”.
Finalmente el suizo prefirió dar prioridad a sus objetivos a más largo plazo.
“Habría esperado a estar al 100% desde el mes de octubre. Pero no estoy a ese nivel, ni siquiera ahora. Corre el riesgo de ser muy justo” para el Abierto de Australia, advirtió a mediados de diciembre en una ceremonia de entrega de premios en su país.
“La prioridad será el verano con Wimbledon, los JO y el Abierto de Estados Unidos”, añadió el ex número 1 del mundo, que ha hecho del título olímpico en Tokio este verano el gran objetivo de su temporada o incluso de su final de carrera.
Y es que el propio Federer ha evocado este escenario temido por sus seguidores de todo el mundo.
“Se acerca el momento de la retirada y sé que voy a extrañar el circuito. Hubiera sido fácil retirarme ahora, pero quiero darme una oportunidad de disfrutar todavía del tenis”, declaró en julio a la prensa alemana.
Su agente Tony Godsick se mostró tranquilizador este lunes: “Ha hecho grandes avances estos últimos meses en cuanto a los dolores de rodilla y a la condición física”, dijo en un comunicado donde cita “finales de febrero” como posible regreso de Federer a una competencia.
– “Burbuja sanitaria” –
En 2020, Federer solo disputó un torneo, en enero: el Abierto de Australia, donde se inclinó ante Novak Djokovic, a la postre campeón, en semifinales.
El de Basilea, 5º en el ranking de la ATP, lo ha ganado todo excepto el oro olímpico en categoría individual (ganó el oro en dobles con Stan Wawrinka en Pekín en 2008 y la plata en individuales en Londres en 2012).
Pero desde su 20º título de Grand Slam, precisamente en Australia a principios de 2018, solo ha jugado una final de un grande, en 2019 en su jardín de Wimbledon, donde dispuso de dos bolas de torneos contra Djokovic para finalmente perder.
El Abierto de Australia se disputará por tanto sin una de sus grandes atracciones y en unas condiciones inéditas, con un aforo de espectadores reducido a la mitad.
Los jugadores tendrán que llegar a Australia a partir del 15 de enero para guardar una cuarentena de dos semanas en una “burbuja sanitaria” instalada alrededor de Melbourne Park, sede del torneo.
Los participantes también tendrán que permanecer en los hoteles que se les reservarán y no podrán estar fuera de estos establecimientos más de cinco horas por día para sus entrenos.