AFP
Portugal estaba desde este lunes bajo emergencia sanitaria y la mayoría de su población se preparaba para el toque de queda, última medida hasta la fecha para intentar frenar la propagación del nuevo coronavirus.
A partir de este lunes, de las 23H00 a las 05H00 (locales y GMT), 7,1 millones de portugueses tendrán prohibido “circular por la vía pública”, salvo por razones de fuerza mayor o si trabajan de noche.
Los próximos dos fines de semana, el toque de queda empezará a las 13H00, tanto el sábado como el domingo.
“Estos horarios son una catástrofe para la restauración”, declaró a la AFP Joao Pereira, gerente de un restaurante del centro de Lisboa, de unas diez mesas.
“Si nos obligan a cerrar a las 13H00 el sábado ¡ni siquiera podremos servir los almuerzos!”, denunció el sexagenario desde detrás de la barra de su establecimiento, dudando de si le conviene abrir el sábado por la mañana.
Además, los vecinos de 121 municipios considerados de “alto riesgo”, que representan cerca del 70% de la población del país, deben atenerse a un “deber cívico de confinamiento a domicilio” desde el pasado miércoles.
Este segundo confinamiento, más flexible que el de la pasada primavera boreal, impone el teletrabajo dentro de lo posible, pero las escuelas permanecen abiertas, así como los restaurantes, los comercios y los espacios culturales.
Desde mediados de octubre, el número de nuevos casos se ha triplicado y el sábado se superaron los 6.000 contagios.